martes, enero 31

 
Sueños...
Tengo dos sueños que se repiten. Son muy distintos, uno es en color y el otro, en blanco y negro.
A veces la vida se me antoja como la pared de un museo, llena de cuadros, de trozos de historias pintadas por artistas que observan de lejos y las plasman a trazos, con sentimiento sobre vírgenes lienzos. Son tan maravillosos que parecen tener el poder de transportarte a otros tiempos; pero cuando los levantas para mirar detrás, no ves más que oscuridad, telarañas y polvo. Vacío; nada dentro.
Hay temporadas en que, sin que sepa porqué, duermo sin soñar. Entonces aprovecho y descanso.
Otras, tengo un sueño en color azul, rojo y blanco. Floto sobre un inmenso mar de olas sin espuma, con los brazos en cruz mirando al cielo, y mil gaviotas cruzan sobre mi, volando a ras del agua, rozándome con las alas y gritando felices. Es como una orgía de besos, como un éxtasis interminable que se funde sobre mí, como el queso en una pizza.
Otras, tengo un sueño en blanco y negro, me veo en el día de mi funeral. Oigo como alguien me llama. Intento levantarme para decir que estoy bien, que nadie se preocupe, pero la tierra me aprisiona, no me puedo mover. Abro la boca para gritar, pero una mezcla de arena y descomposición la llena y me amordaza. Penetra por la nariz, los ojos, los oidos, el corazón, el alma. Me siento morir de nuevo y todo, de repente, vuelve a empezar. Es el día de mi funeral.
Y la verdad es que estoy un poco desconcertado, porque si me preguntan, no sabré decir si sueño en color, o en blanco y negro.

lunes, enero 30

 
Nada.
Nada acostumbra a ser como suena;
ni mis te quiero,
ni tus no quiero volverte a ver.
Ni mis me acostaré en la via,
ni tus conmigo para siempre;
ni mi insomnio,
ni tus pesadillas.
Ni tus besos huérfanos de nada,
ni mis desamparados abrazos para siempre.
Ni tu corazón que deshoja margaritas,
ni mis ojos que juegan a hacer las paces.
Ni tu padre que va de einstein,
ni yo que soy tonto del culo.
Nada acostumbra a ser como suena,
ni tus emails,
ni mis respuestas.
Ni la seda de tus encajes,
ni mis patéticos desplantes.
Nada es como suena.
Ni tu,
ni yo.

viernes, enero 27

 
Binario.
Cuando era pequeño no entendía el concepto "edad". Este mundo era binario y en él existían sólo niños o mayores. Y no importaban realmente los años que nadie tuviera; había personas con espíritu joven y otras que lo tenían viejo, pasado de moda, que carecían de sentido del humor y de ganas de pasarlo bien; gente que parecía llevar siempre los bolsillos llenos de caramelos amargos. Que iban subidos a trenes con horarios estrictos, que arrastraban los pies metiendo prisa para todo, incluso en vacaciones. Se me antojaban cansados de vivir, de vuelta de todo, como precipitándose sin remedio por un tobogán hecho con sus propias decepciones; con la tristeza de quien se preocupa por las cosas que carecen de importancia pero obvía las fundamentales. Estaba convencido de que a mí nunca me pasaría. Hasta que un día desperté y ya no ví a un niño al otro lado del espejo. Por suerte, a veces, este mundo binario nos sorprende colocándose patas arriba, y te regala una acera nevada, una guerra de bolas y unas carcajadas que ya daba por perdidas.

jueves, enero 26

 
Ando por mi barrio, camino de casa, y me cruzo con los de siempre: Macario, María, Roberto. Caigo en la cuenta de que me miran raro: será porque hablo solo, voy cerrado.
Busco un bar con la mirada perdida entre la pared y la acera. Mentiría si dijera que no me fijo en ellas porque voy intentando esquivar las mierdas de los perros de mis vecinos.
Esta calle cada vez se me hace más estrecha, más abrupta y más sucia. Y las putas que adornan las esquinas cada día están más buenas.
Hace más de un mes que no follo.
Bajo un rótulo de neón rosa, un viejo se deja echar los tejos. Se rie. La puta tambien.
Y pienso que yo no. Que nunca.
Pero se me pone dura.

martes, enero 24

 
Esta mañana me he despertado con una señora ocupando el lugar de la almohada; dice ser mi mujer. Tiene un pijama de piel blanca salpicada por millones de pecas negras; los pies frios, congelados; y al practicar sexo parecía derretirse en mi boca. Creo que es un cucurucho de stracciatella. Y no quiero estar casado con un helado, a mí siempre me han puesto más los crepes de chocolate.

lunes, enero 23

 
Vaya...
si es cierto que la tierra orbita alrededor del sol a una velocidad media de 107.280 km por hora; que el sol se mueve por nuestra galaxia a unos 777.600 kilómetros por hora; y que la Vía Láctea se desplaza, con respecto a sus galaxias vecinas, a una velocidad de 2.880.000 kilómetros por hora.
¿Entiende alguien por qué misterioso motivo no vomitamos la primera papilla?
Es más, ¿será por ir tan deprisa que a veces se confunden el presente con el pasado, y que el futuro cambia unas diecisietemil veces al día sin avisar?
Voy a ver si encuentro el móvil de Carl Sagan y le envío un sms... o me compro un casco y unas rodilleras por si derrapamos...¡hombrepordioscoñoya!...

sábado, enero 21

 
Me encantan las tormentas: con sus relámpagos, truenos, esa lluvia imparable que se antoja eterna; y ese vendaval que despeina. Pero nunca cuando están dentro de mí.

viernes, enero 20

 
Hoy.
Al salir de casa esta mañana, me he encontrado sobre el felpudo a un pequeño ser de color verde que lloraba lágrimas de plastilina y tenía la nariz desollada, como si se hubiera dado de bruces contra el suelo. Inspiraba tal aire de desamparo, que lo he invitado a pasar para ofrecerle una taza de cacao caliente y unas galletas chiquilín.
En cuanto ha terminado con el desayuno, ha soltado unas carcajadas, algunos murmullos ininteligibles y ha empezado a cometer travesuras; como saltar sobre el sofá, desmontar el televisor para convertirlo en un torpedo de cabeza nuclear; o comerse algunos de mis peces de colores mientras el resto lo observaban horrorizados, escondidos entre las rocas del acuario.
Me ha molestado tanto su falta de consideración que he abierto la puerta de la calle para rogarle que se fuera; pero justo en ese momento han entrado diez más como él, y se han puesto todos a llorar.
Total, que ahora tengo un acuario que no tiene peces, un suelo repleto de bolitas de plastilina, un recibidor adornado con tres misiles nucleares; y no me atrevo a ir a comprar galletas por no abrir la puerta de la calle.

jueves, enero 19

 
Simbiosis
Hace mucho tiempo, me explicaron el concepto de simbiosis y pusieron como ejemplo el de una gamba ciega y un pez. La gamba, excavaba una cueva y permitía que el pez la ocupara, a cambio él le hacía de lazarillo y la ayudaba a buscar alimento. La gamba seguía al pez tocando con las antenas su cola; este la agitaba para avisarla cuando preveia peligro y la conducía de regreso a la madriguera. Ese día pensé que eso era amor. Un amor tan fuerte que, si el pez moría, la gamba también, y viceversa. Hoy más bien creo que la simbiosis debe ser una variante del chantaje emocional porque, si realmente quieres a alguien, moririas porque viviera feliz sin ti.

martes, enero 17

 
Voy en metro, camino del trabajo, y me doy cuenta de que he perdido las orejas; igual me las he dejado en casa, espero que no fuera sobre el poyo de la cocina, que mi suegra lo aprovecha todo para hacer croquetas. No sé, no me acuerdo dónde las ví por última vez, llevo un despiste encima. El problema es que ahora las gafas me bailan sobre la nariz y tengo que sujetarlas con las dos manos, de manera que cada vez que esto frena, me estampo contra una señora con cara de bulldog. Al principio me observaba con expresión divertida, como si le diera lástima, pero desde hace unos quince trompazos me está dirigiendo miradas asesinas y empezando a babear, como con rabia contenida. De repente se ha puesto a chillar, a decir que le estoy pisando los juanetes y que si no me da vergüenza salir con esta pinta a la calle, que está todo lleno de niños que van al colegio y vaya un ejemplo voy dando yo, por ahí sin orejas, que qué tengo yo en contra de que la juventud lleve pendientes; y ya totalmente fuera de sí, grita para que me agarre al pasamanos y deje de sujetarme las gafas, mientras suelta maldiciones que sonrojarían al más iracundo de los bucaneros. Al final me pone tan nervioso que me arranco la nariz y le tapono la boca. Ahora gesticula mucho, haciendo aspavientos con las manos, pero no se la oye gritar. Lo que más me preocupa de todo esto es que en cuanto llegue al trabajo voy a tener que utilizar tres chinchetas para sujetarme las gafas y no sé si a mi jefe le parecerá un uso adecuado del material de oficina. Igual mejor me las pego con loctite, que se notará menos; o me tatúo un Carlos Jesús en la frente, y me las hago levitar.

lunes, enero 16

 
Anoche
Anoche me acosté con dolor de tripa. Abrí una revista pero no leí nada, no tenía ganas. Mientras la sujetaba entre los dedos y mis pupilas intentaban ver más allá del dolor, mi cabeza estaba demasiado ocupada en mi otro ser, en mi lado oscuro. Me cruzaba imágenes de cuellos altos, de tangas, de amores imposibles, de cables cruzados. Odio no poder estar cuando sé que me necesitan. Y aunque no me enseñara fotos crudas, como las que aparecen en los periódicos cada día; ni contara relatos salvajes, como en los cuentos de Poe; sólo figuras cotidianas donde yo a veces sonreía, abrazaba a quien más quería, siempre bajo la mirada reprobadora de mi augusta cabeza.
Anoche mi cabeza decidió ponerme otra vez a prueba. Decidió volver a mostrarme mi lado escatológico, el que da asco, el que me hace vomitar. Sin que viniera al caso. Y admito que, aunque me joda aceptarlo, hoy me alegro, porque tras cada tormenta luce el sol y, a veces, se me olvida que no soy tan debil como creo.

sábado, enero 14

 
Cabreo.
Sí, estoy cabreado.
Si existiera la cadena alimenticia de los patosos, podríamos encabezarla colocando en primer lugar a Carmen Sevilla, luego a los pingüinos impedidos del ártico; seguirían, a mucha distancia, las amebas con escasa o nula capacidad de transmisión neuronal; y justo en la cola, muy lejos, pero que muy, muy por debajo, encontraríamos a Ramón.
Pero no es ese el motivo de mi cabreo.
Ni es porque el otro día, mientras intentaba contarle lo absurdamente patética que es mi vida, Ramón se dedicara a pasar de mí para tirarle los tejos a una morenaza-traje-chaqueta con aire de empollona que desayunaba en la barra justo a mi lado. Ni es porque tras siete negaciones de cabeza, incluyendo ondulación de melena con una mezcla entre anuncio-sunsilk y me-tienes-hasta-los-ovarios, él siguiera insistiendo en invitarla a un donut de chocolate "que me han dicho que es un sustitutivo de algo-que-no-recuerdo... jiijii". Tampoco es porque ella le confesara que se iba y llegaba tarde a una conferencia sobre nuevas tecnologías para su aplicación en países en desarrollo, y Ramón pusiera cara de Bill Gates al opinar que él estaba convencido de que con internet se habían salvado las barreras sociales y económicas. Ni es porque le dirigiera una mueca de este-pobre-indigente-de-aqui-está-tonto, cuando observé que para poder acceder a internet, antes hay que comprarse un PC, y que con lo que cuestan, muchas familias con pocos recursos comen durante mucho tiempo.
Tampoco es porque me convenciera para ir a la conferencia con la excusa de "vengarullé-vengarullé-vengarullé-vengarullé-vengarullé-vengarullé-vengarullé-".
Ni porque interrumpiéramos la ponencia al cruzar por delante de la pantalla y se oyeran silbidos entre el público.
Ni siquiera es porque, como no se veia una mierda, Ramón le hizo la zancadilla al cable del proyector y lo envió un poco más allá de a tomar-por-el-culo, chis-clas-punch-tortilla, contra la pared. Ni es porque el orador abriera mucho los ojos y me mirara a mí al murmurar: "hablando de subdesarrollo".
No, no es por nada de todo eso.
Es porque cuando yo estaba intentando desincrustarle la cabeza de la moqueta, vino la morenaza-bombón con expresión preocupada mira-que-se-ha-hecho-daño y el muy cabrón puso esa cara de Forrest Gump "mimammmadeciaquelavidaescomounacajadebombooones..." que tan bien sabe poner.
Hoy me ha enviado un e-mail diciendo que han quedado para cenar.
¡¡¡Mecagüenlospatososdemierdaaaaaaaa!!!

viernes, enero 13

 
Curioseando entre las estanterias de la tienda de todo a un euro, he encontrado una foto mia de cuando seré viejo: más calvo, más arrugado, más pellejo, encorvado; con la salud quebradiza, la mirada vidriosa, la sonrisa perdida, la piel de color rancio, el corazón ceniciento y los sueños con sabor a naftalina.
Luego, me he mirado en el espejo y me he visto tan irresistiblemente atractivo que me he enamorado locamente de mi, me he puesto mi mejor traje, me he comprado unos chicles de canela, me he tomado del brazo, me he llevado a cenar, me he comido a besos, me he clavado de rodillas, me he jurado amor eterno y me he pedido la mano buena.
No sé si aceptaré ya, creo que me haré de rogar unos días; después de todo lo mal que me lo he hecho pasar, quiero saborear el momento.

jueves, enero 12

 
Cuando era pequeño pensaba que la lluvia eran las lágrimas de los ángeles. Creía que lloraban de risa al ver cómo nos moríamos de miedo cuando hacían resonar esos terribles truenos. Me imaginaba que algunos se dedicaban a fabricarlos moviendo con ímpetu las estrellas en el firmamento, mientras otros aprovechaban para tomarnos fotos con flash desde el cielo, así coleccionaban nuestras muecas de horror y podían sonreir luego recordando la travesura.
Todos vemos la lluvia de forma diferente, para algunos es nostalgia, para otros es miedo, o carcajada, o baile, o vida, o tristeza, o renovación, o pena, o familia, o amiga enamorada y tonta, o amante celoso, o hermana cabrona, o simplemente un recuerdo.
Hoy me he encontrado con un ángel caido del cielo, no llevaba alas ni cámara de fotos y chorreaba lágrimas invisibles, como cántaros de agua salada, en silencio, sin ruido ni molestar. Hemos entrado en un bar que olía a humedad, y hemos podido observar de reojo la metamorfosis de un camarero en trozo de piedra y cómo se confundía con las sombras de la pared para escuchar nuestros secretos.
Y me encanta que me llueva encima cuando no llevo chubasquero, porque me empapo de trocitos de ángel con forma de cuento, y tardo mucho en secarme; así, ahora, todavía, cuando acerco los labios a la ropa mojada, me invade su sabor, como si me hubiera dejado, de recuerdo, un imponente beso.

miércoles, enero 11

 
Bueno...
Bueno, ya sé que soy malo, pero vayamos por partes. La primera, que no ha sido tanto una cuestión de maldad como de supervivencia: le he vendido la entrada de los eagles a un primo (que por casualidad, resulta que es mi queridísimo jefe) y me he comprado otra para los simple minds. Toseré menos al no ahogarme en mi propia saliva con los primeros acordes ( tinctinctinctinctriling ) del hotel california, y además tendré más números de empezarlo y acabarlo, que en el otro tenía muchas probabilidades de que la palmaran, antes o durante el concierto. Y uno ya no está como para subir al escenario a hacerle el boca a boca a nadie, excepto a un yogurín del coro, claro está. Será el 13 de Marzo a las 22:00 en el Razzmatazz1. Alea jacta est.

La otra parte de maldad a
parece cuando se hacen cuentas, se busca información y se extraen conclusiones.

Las cuentas:
Cuando salgo a correr, anoto en una hoja los kilómetros, el tiempo y las calorías que consumo. Como esta noche me aburría un poco, me he dedicado a sumar todo lo del 2005, y vayapordios, resulta que he corrido 1,555 km durante 136 horas y quemado 109,094 calorías. Y yo con estos pelos. O más bien sin ellos.

La búsqueda de información:
Si es cierto que en una relación sexual de 30 minutos se consumen unas 300 calorías, la cantidad anterior de energía equivaldría a 364 polvos. Casi uno por día del año, de lo que pueden extraerse, al menos, seis conclusiones.

Las conclusiones:
1. Que follar cada día mantiene tanto en forma como correr 1500 km al año.
2. Que si se pudiera elegir, iba a estar yo corriendo como un gilipollas.
3. Reconocer que me veo haciendo de Forrest Gump detodoacien el resto de mivida. Espero que las prótesis muñón-rodilla
entren por la seguridad social.
4. Que sobre el papel no parece haber una gran diferencia entre estar jodido y estar jodiendo; pero mejor le hacemos caso al josé cela y aceptamos, como animal de compañía, que uno debe estar mejor en el gerundio. Fijo.
5. Que tampoco estaría mal follar aunque sólo fuera una vez al mes, si no por deporte, por conocer gente.
6. Que vayamierdapost. Entenderé que nadie vuelva a hablarme.
Yo, como el gatito, follo dos vueltas más y me voy a dormir...

lunes, enero 9

 
asco.
Hay dias en que me da todo asco. Yo, mi forma de ser, el no saber decir nunca lo que debo; el no pensar antes de hablar, el callar por no herir. Me da asco mirarme en el espejo y afeitarme esta cara de imbecil; me da asco ducharme, recorrerme como si nunca me hubieran acariciado; me da asco correr el pestillo del baño para masturbarme frente a la taza del water. Me da asco decirte que me voy a correr, y salir con la esperanza de cruzarme con un top sin planchar; oir ladrar a los perros, escupir, cansarme, ahogarme, tropezar, sentirme morir. Me dan asco mis ganas de no comer, este deseo irrefrenable de no dejar de follar. Me doy asco cuando escribo, cuando duermo, cuando vivo. Me doy asco cuando te veo llorar. Aunque digas que no es por mi.
Y hoy me doy sólo asco, sé que pronto me daré miedo.

viernes, enero 6

 
ya vienen...
Cuando era pequeño, lo que más me gustaba del día de reyes era no haber pegado ojo la noche anterior, los dulces en los zapatos, los pedazos de carbón. Romper el papel de los regalos, que la realidad siempre fuera más cruda que la imaginación. Nunca me comía las chuches, las escondía en un cajón de la mesilla de noche para tocarlas y olerlas despues; así recordaba el momento.
Este año he hecho algunos encargos.

en: http://www.nopuedocreer.com/quelohayaninventado/index.php?paged=1
Para Mox, el playboy en Brallie, por si le apagan la luz en el lavabo.
Para este sol de hombre sencillo, el Sacuditrón... a ver si se atreve.
Para , los condones caninos, para que su croqueta de pelo no tenga problemas ligando en la playa.
Para mi Paula, las forget-me not, porque no hay quien la olvide, y seguro que más sin ellas.
Para Fermenta, el PC pac-man en vivo, a ver si este año se come a su disquero en una de sus excursiones sonoras.
Para Maru, la Play limit, que ya es hora de que los padres impongan chantajes de dimensiones galácticas.
Para Lokura, la Excuse-machine para el teléfono, para que encuentre mejores excusas para no comer conmigo.
Para mi punto gem, la maceta con ruedas y placa solar que se mueve en busca del sol, para que dedique todo su tiempo a pintar y a escribir.
Para Bere, el rodillo de amasar con frenos, por si Deyector se olvida de las serpentinas reutilizables.
Para Deyector, la serpentina reutilizable con recogedor, para que no ponga perdida la casa en estos dias de lujuria y desenfreno.
Para Tirita, el complejo dispositivo para fumar sin humo, por si alguna vez pierde los papeles, o los parches.
Para Migae, el dispositivo de seguridad para evitar accidentes al abrir la botella de cava; que nunca se sabe.
Para Nómada, el paraguas ligero, con ventilador que lo sustenta, que siempre ayuda a volar más allá de donde uno está.
Para Lola, el plato con termómetro incorporado, para que siente expectativas a los impacientes.
Para Des, el plato ligeramente inclinado para apurar la sopa tanto como ella apura sus post.
Para el abuelo, el movil con alcoholímetro, que sólo funciona con 0% de alcohol en la sangre.
Para fluflu, la cuchara para niños que no quieren comer y mueven la cabeza de un lado a otro, para que ponga en su sitio a su hermanito.
Y para , me he regalado el calzoncillo con lupa en la parte anterior, que dicen que al menos levanta la autoestima.

En: http://www.nopuedocreer.com/quelohayaninventado/index.php?paged=2
Para Luna verdadosa, el bebemás, bebemás, para que no deje nunca de beber sorbos de sueños agitados con un poco de realidad.
Para slesnor, los altavoces portátiles de cartón, porque sus pensamientos no tienen trampa, ni de eso tampoco.
Para mi princesa Noe, el NY interactive transit map, ya que cruzas el charco, a ver si te animas a morder la gran manzana.
Para Mosquita, la cámara con 0.000001 megapixels, para que capture el color que más quiera de este mundo mundial.
Para Laceci, el ring4freedom, para que pueda escaquearse a gustito, cuando quiera, en el curro.
Para la Poulain de mi corazón, la pizarra para la ducha, porque ahí mismo y en IKEA, es donde nacen los mejores post. El año que viene igual toca la web cam, se siente.
Para la Donna é mobile, el casco para ciclista, porque cuando uno es tan movil, deben protegerse tan preciados bienes.
En: http://www.nopuedocreer.com/quelohayaninventado/index.php?paged=3
Para Paulita, vodka por un tubo. Para que su amor se emborrache besando un tanga rojo...
Para Canallamalaputa, el RSStroom reades, para que se pueda limpiar el culo con esos comentarios que no se merece.
Para Ishtar, los espejos gigantes que lleven siempre la luz del sol a donde quiera que vaya.
Para Nepo, el sofá convertible en litera, a ver si su gato arañapelotas es capaz de escalar hasta ahí arriba.
Para Rutipi, el "mantenerse en forma jugando al quake", para que vea que también existe una vida sin sudoku.
Para quien se toca, luego existe, el reloj de pared ping pong, a ver si se decide a que nos perdamos, con o sin existencia.
Para Lulu no madruga, el wifi sin mosquitos, a que mola?

En: http://www.nopuedocreer.com/quelohayaninventado/index.php?paged=4
Para mi libro abierto, todo apple, gratis, a ver si no se le encasquilla la web cam.
Para Lu, libretas con tarjetas de circuitos integrados, para que se decida a escribir más a menudo.
Para mi Violeta, otro café con cara de sol.

En: http://www.nopuedocreer.com/quelohayaninventado/index.php?paged=5
Para Illa en sus zapatos, la librería + espacio de lectura. ¿Nos sentamos juntos a leer?
En: http://www.nopuedocreer.com/quelohayaninventado/index.php?paged=8
Para Ex, el kit de supervivencia para oficinistas... para que me lo tire por la cabeza y me lo cambie por un beso.
Para Reyes, el teclado hammer-powered, para que no pierda las ganas irrefrenables de golpearlo... o golpearme.
Para Ultrasónica, la caca que no huele, que ya se sabe, cuando se vive en compañia...

En: http://www.nopuedocreer.com/quelohayaninventado/index.php?paged=9
Para Anaïs, el bolso teclado. Para que no deje de escribir ni en el metro.
Para Paloma, el generador de calendarios poliédricos, para que los años en su nueva casa tengan formas geométricas perfectas.
Para Xl37Glu, un laptop por 100 €, para que por fín resucite a Artemio Espada Clark a un módico precio.
Para Rosi, la cita; que la ponen.
Para Cris, el servidor web de patatas orgánico, porque hay vida internauta más allá de las obligaciones matrimoniales.
Para Chica-go, los libros originales, que convertidos en chuletas son necesarios (aunque no suficientes) para acabar cualquier carrera.
Y por si me olvido de alguien importante, tengo regalos en especies, ¿cuela?

jueves, enero 5

 
tengo un álbum con tapas verdes que tiene pinta de bosque, de árbol que da sombra a soledades, de camarón sin isla, de canciones que escaparon y nunca fueron mias, de pequeñas sensaciones latentes, de tripas que algún día fueron corazón. Recorto los momentos inolvidables, las emociones compartidas, los suspiros, los deseos, las nubes que cambiaron de color. Y voy pegándolos, uno a uno, en cada página, en cada renglón, en el número que toca, como si fueran cromos que se encuentran, sin buscar, en el bolsillo de un abrigo que estaba a punto de tirar.

miércoles, enero 4

 
Algunas noches me siento como
esa misma putrefacta esquina,
donde se amontonan bolsas de colores
que recogen hombres de verde;
esos que parecen salidos de otro mundo
y escupen a la luna, que es el único testigo
de su efímera, aunque eterna, carga.

martes, enero 3

 
Cada vez.
Cada vez que tengo la sonrisa hueca,
el alma mordida, la mirada perdida
y una caja repleta de sueños,
de dudas encendidas,
de promesas prohibidas,
de mentiras de alcamfor.
Cada vez que se descubre una tapa,
medio trampa, medio cartón,
con la inscripción "P", de "pandora".
Cada vez que me abrazo a las noches de insomnio,
como se aferra en la tempestad un polizón
al mástil de un velero sin rumbo y sin timón.
Cada vez que la tapa se abre,
se precipita al vacío y yo voy detrás,
vida abajo, entre estrellas de humo,
sonrisas de gajos de naranja sin zumo,
striptis vetados, sueños prohibidos.
Cada vez que tu blanco y negro
se convierte en mi technicolor.
Cada vez que suplico a la luna
que te haya emborrachado de cafés solos,
de nervios expressos;
cada vez que de noche nos dan las cuatro,
cada vez que cuentas los botones del pijama,
cada sonrisa de niña que entre las sombras llama.
Cada vez que amenazas con quererme como siempre,
como nunca, como nadie, como nada;
cada vez que te presentas con la muerte,
con no abrazar mi vida ni soltarme,
con renunciar a todo lo que huela a mí.
Cada vez que quisiera ser montura de tus gafas
y no me atrevo, porque así aún te puedo ver.
Cada vez que las canciones de otros saben a ti.
A tu pelo, a tu sonrisa, a tu aliento.
Cada vez que te echo tanto, o más, de menos.

domingo, enero 1

 
Crónica de una muerte anunciada
Septiembre 2005:
Yo: - Ramón, me haría ilusión que Sonia y tú vinierais a pasar la noche de fin de año con nosotros.
Ramón: - Vale. Yo llevaré la cena.
Yo: - Hombrepordios, ¿cómo vas a traerte la cena a mi casa, si te acabo de invitar?.
Ramón: - ¿Queda feo?
Yo: - Peor que feo, Ramón, peor que feo.

Octubre 2005:
Ramón: - Oye rullé, ya que queda feo que lleve la cena, ¿me dejarás que lleve el postre?.
Yo: - Hombrepordiosramón, ¿cómo vas a traer el postre?.
Ramón: - ¿Queda feo?
Yo: - Peor que feo, Ramón, peor que feo.


Noviembre 2005:
Ramón: - Oye rullé, ya que queda feo que lleve el postre el día de noche vieja, ¿me dejarás que lleve al menos las uvas?... anda dí que sí...
Yo: - Vale Ramón, pues trae las uvas.
Ramón: - ¿No me dirás que queda feo?
Yo: - tú si que eres feo.
31 de Diciembre del 2005:
Suena el timbre, abro la puerta y entra Ramón con las manos en los bolsillos, luego Sonia, luego nadie, luego nada.
Yo: - Bienvenidos. Pasad, estais en vuestra casa. (En voz baja: Ramón, te habrás acordado de las uvas, ¿verdad?)
Ramón: - ¿Uvas? ¿pero no dijiste que quedaba feo?
Hay quien come doce gajos de mandarina, o doce cucharadas de lentejas, pero seguro que no hay nadie que haya acabado el año engullendo doce aceitunas rellenas.

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