domingo, septiembre 25

 
A veces tengo la sensación de que la vida se me escapa de las manos. Como cuando me pongo a dieta y sigo engordando. O cuando algo que odiaba con toda el alma, como por ejemplo el salmón ahumado, de repente te engancha y se convierte en el ingrediente imprescindible de todos tus platos (huevos fritos con salmón ahumado. Bocadillo de chorizo con salmón ahumado. Ensaladilla Rusa con salmón ahumado. Y ya paro, que me está dando asco hasta a mí). O como cuando en hora punta te das cuenta de que acabas de llegar a tu estación y empiezas la agonizante procesión que te lleva desde el centro del vagón hasta la puerta, pero justo cuando llegas se te cierra en los morros y una señora te sonrie con sorna como diciendo, eso te pasa por ir sentado, si fueras como yo, de pie y jodida. A veces tengo la sensación de que la vida se me escapa de las manos. 

sábado, septiembre 17

 
Hoy, en lugar de correr hacia ninguna parte, he decidido recorrer caminando de punta a punta este (nosécómodefinirlo) pueblo que me toca habitar. En una calle, cerca de mi casa, había dos ancianas tejiendo en silencio, sentadas en sillas de madera frente a su portal. El repiqueteo de las agujas metálicas era lo único que se oía, aparte del zumbido del tráfico, dos manzanas más abajo. La fachada de su edificio era como un puzzle, en tonos azul claro, verde oscuro, amarillo ocre, salpicaduras de rojo, y manchas blancas. Tenían encendida una vela antimosquitos entre las dos sillas que no parecía servir de nada, porque cada dos por tres utilizaban las agujas para atizarse en los brazos y las piernas. Después de dos horas andando hacia ninguna parte, esto es lo único con lo que me he quedado, aparte de mil escotes, dos mil piernas, una chica que al agacharse para reñir a su niño me ha enseñado las bragas y una vendedora de Luky Strikes enfundada en un mono de látex blanco con letras rojas (la u y la k le marcaban los pezones, aunque prácticamente no me he fijado) que casi me devuelve al mundo del tabaco. Como no acabe pronto el verano, me dará un infarto. Y a las dos viejas también. Tanto ganchillo no puede ser bueno.

sábado, septiembre 3

 
A veces.
A veces te sorprende un final contra todo pronóstico. El final del verano, el final del invierno, el último de los latidos de tu corazón. Acostumbran a ser días tan bonitos y brillantes, como grises y nostálgicos. Son días que no conocen las leyes de la física. Porque lo que ha subido lentamente, no cae lentamente, simplemente se desploma de repente. Y no sé qué pensar, ni qué esperar. Más que esta canción.
"In a sentimental mood. I can see the stars come through my room. While your loving attitude. Is like a flame that lights the gloom. On the wings of every kiss. Drifts a melody so strange and sweet. In this sentimental bliss. You make my paradise complete."

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]