jueves, octubre 27

 
Tiempo de cambio 2:
Hoy he quedado para ver un piso. He quedado para depilarme. He quedado para hacer cuentas. Para ir al curro mañana a las 8. No sé si quedo para perderme o me pierdo al quedar.

martes, octubre 25

 
Se ruega
Al/a la visitante número 303,303: deje su huella aqui.

 
Tiempo de cambio:
Cada cop que veig que no dius res, vull marxar d’aquí. Com un àngel que ha tocat el cel, i que han desterrat. Si avui no volem sortir d’aquí, no direm totes les veritats que hem anat callant, i que ara ens fan mal (tuturururuu). Ja no juguem mai al mateix joc, ni volem saber si haguéssim fet més partides junts, sense perdre res. Si ara podem veure més enllà, ja hem guanyat. Alguna cosa em diu que ja em veig al mirall. (Tuturururuuu).
http://youtu.be/WkrrLD7uzlc

sábado, octubre 22

 
Cuando era niño, la mayor de mis felicidades era el día de mi cumpleaños, porque me daban chocolate para desayunar. Pero ahora ya no sé qué es ser feliz. Quizás porque cada vez me cuesta más. Yo soy muy dado a tenerlo todo perfectamente planificado, y tal vez la felicidad esté en las cosas que no planeas, en las que no ves venir: una conversación imprevista, unas risas en el oido, organizar un viaje, quedar para follar. Coño, quedar para follar. Ya sé por qué me cuesta tanto ser feliz.

sábado, octubre 15

 
Lo complicado de acariciar la luna con la punta de los dedos es aterrizar luego y volver a poner los pies sobre el suelo.

domingo, octubre 9

 
A veces nos encontramos en el mismo sitio, y justo a la misma hora. Y aunque no puedo oir tu voz, puedo leer tus pensamientos, puedo beberme tu sonrisa y (casi) puedo tocarte. Es lo que tenemos. Momentos inolvidables. Preciosos, únicos (pero sólo) momentos. Momentos por los que merece la pena vivir.

jueves, octubre 6

 
La luna hoy se ha disfrazado de nube. El sol se ha disfrazado de verano. La vida se ha disfrazado de risa. Mi corazón se ha disfrazado de deseo. Mi alma se ha disfrazado de tenecesito. Mis dedos se han disfrazado de araña sobre las teclas de un piano. Y ya que estamos todos disfrazados, podríamos montar una fiesta ¿no?

sábado, octubre 1

 
A veces sientes un enorme vacío dentro de ti. El vacío de la ausencia de alguien muy querido. Y cuando surge ese vacío tendemos a llenarlo leyendo libros, escuchando música, cocinando platos imposibles o inscribiéndonos en carreras que no llevan a ninguna parte. Todos lo hacemos, aún siendo conscientes de que es completamente imposible llenar esa clase de vacíos con cosas materiales, pero supongo que nada reconforta más que intentar narcotizar el alma con lo cotidiano, aunque los vacíos nos sorprendan en cada tatuaje, en cada melena, en cada sonrisa, en cada olor, en cada ventanilla abierta por la que alguien introduce medio cuerpo para dar un beso de despedida y en cada anochecer.

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