miércoles, febrero 29

 
Hoy me he dado cuenta de que no sólo les hablo a los rosales mientras los riego, es que espero con mirada interrogante a que contesten. ¿Qué será lo próximo? ¿pintarle una cara a un balón y llamarlo Wilson?

domingo, febrero 26

 
Los domingos al sol.
(Sumido en las profundidades de este sueño, a veces me lanzan dentelladas (lacerantes) los remordimientos cuando estando solo me siento bien).
Los rosales están brotando de nuevo. Mis (nuevos) vecinos discuten (por nimiedades) mientras abren una botella de cava y encienden la barbacoa. Me encanta el olor a leña quemada, la he visto arder tantas veces dentro de mí, que supongo que tengo el síndrome de estocolmo. Su perro gime, pidiendo carne cruda ("¡¿por dios, cómo se os ocurre quemarla?!"). Le ordenan que se tumbe en el cesped. Obedece. Abro una lata de cerveza, me siento, cierro los ojos y miro al sol, esperando que ese peculiar color naranja que ilumina mis párapados por dentro me devuelva al lugar que nunca debí abandonar: mis sueños.

jueves, febrero 23

 
empezar de cero
Quedan menos de 5 semanas para la maratón de Barna. Estoy cansadísimo de tanto entrenar, y como ya empiezo a verle las orejas al lobo, a modo de mantra suelo repetirme que es una carrera de 10 kms que empieza en el km 32. Como la vida: que es una carrera de X años que empieza en el año 32. O el amor eterno, que es una carrera de tres meses que empieza cuando menos te lo esperas. Y luego, cuando todo acaba, puedes contentarte con haber llegado y colgar un diploma en la pared, o lamer tus heridas y volver a entrenar de nuevo, aunque te duela todo, por fuera y por dentro, puedes decidir volver a empezar de cero. Aunque tengas tus altos y tus bajos. Aunque a veces creas que te has equivocado. Aunque se te olvide por qué decidiste volver a hacerlo. Cuando eso me pasa, cierro por un momento los ojos y las orejas. Y me paro a escuchar el latido de mi propio corazón. Late por mí. Eso sí que es amor (pero platónico, cualquiera le propone sexo, vaya a ser que le dé un infarto), y si es eterno, esperemos que dure algo más de tres meses, que me acabo de comprar los muebles.
http://youtu.be/KnLFCY2vWoI

viernes, febrero 17

 
A veces, por la noche, cuando no se me ocurre nada mejor que hacer me doy una larga ducha con agua muy caliente escuchando música en la radio. Hoy sonaba el concierto para violín de Sibelius  (Sí: alguien que escriba un allegro pero moderato debería ir al psicólogo. Y yo también por oirlo). Por decirlo de alguna forma, es un concierto que no pega nada conmigo, ni con una ducha de agua caliente (y menos si es larga). Pero quizás sí que pegue con el final de cualquier día, especialmente los que son muy cansados. Es una música que se mezcla entre lo ténebre, la extenuación y la pasión loca. Mientras me secaba los brazos con la toalla, me ha dado la impresión de que contenía demasiada tensión para escucharla en un baño con cortinas de PVC, y he tenido que abrir la puerta de par en par y salir inmediatamente. A pesar de todo, reconozco que tampoco me ha molestado (de hecho lo prefiero a ir un sábado a comprar al carrefour). Ha sido como salir al campo con los perros (que todos tenemos dentro) y soltarlos. Nunca sabes qué será lo próximo que pasará (como cuando los llames con el collar en la mano y simplemente pasen olímpicamente de ti). Es como entender de repente que volver a poner los dos pies sobre el suelo es mucho más complicado que volar.

martes, febrero 14

 
Feliz san...
Me envio vegetación muerta. Me regalo glucosa con formas fascinantes pero en dudoso estado de conservación. Me hago llegar cartas electrónicas de amor fabricadas en serie y escritas por alguien que no sólo no le importaba una mierda el amor, tampoco tenía gracia. Me toco algo que no sé qué es (¿tengo el estómago en la polla?), pero agradezco que me toquen. Feliz San Valentín!

domingo, febrero 5

 
A veces todo duele. Hasta respirar. Aspiras y sientes como el aire helado penetra ávidamente (y ásperamente) en ti. Abriendo viejas heridas, perpetrando (con bisturí en mano y sin anestesia) nuevas brechas (que pronto dolerán más que los propios recuerdos). Camino por la calle (oscura, fria, sucia y húmeda) y escucho el eco de mis propios pasos rebotar en las paredes que me envuelven. Puedo guiarme por el sonido de mis pasos. Como un murciélago. Cierro los ojos para encontrar mi camino, que no es otro que el que lleva a ninguna parte. Estoy solo, ciego, me duele respirar. Y me siento bien. Que alguien me inyecte algo. 

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