lunes, abril 28

 
Monday, I'm in love.
A veces los fines de semana me sobrepasan. Me superan. Y el viernes ya estoy deseando que sea lunes. Porque otro fin de semana como este, y emigro al espacio exterior. O me encierro en un convento. De monjas, por supuesto. Dios, decenas de vírgenes postradas y descalzas. Todas casadísimas con dios. Menudo subidón.



viernes, abril 25

 
La tentación vive arriba.
A veces parece que tu vida dependa de estar constantemente tomando decisiones. Te sientas en el tren, un bombón te sonrie, y debes decidir si tú sonries o no. Alguien te cuenta lo que le preocupa y tienes que decidir si animas o riñes. Encuentras a tu vecina fumando en el balcón cuando vuelves de correr. Te invita a una copa. Y debes decidir si subes o no. Y yo la verdad es que, a estas alturas de mi vida, ya no sé decidir. Me viene grande. Y no quiero pensar si mi tentación vive arriba. O no.


martes, abril 22

 
CTRL+ALT+DEL
A veces no me doy cuenta de lo que realmente importa. Que te dibujen en la espalda. Que te cuenten cómo eres. Que un ojo te observe a un centímetro de tu ojo. Reirse a carcajadas. Cantar ópera. Medirse las manos. Oler. Saborear. Vivir. Aislarse del mundo. Compartir una croqueta. Un paseo. Un chicle de fresa. Reirse de los guiris. A veces, tienes exactamente todo lo que necesitas: nada y todo. Gracias por resetearme y recordarme lo que realmente importa: tú.



domingo, abril 20

 
Sobre el fetuchismo (o cómo comer fetuccini sin salivar ni morir en el intento)
Esta tarde he salido a pasear. Me encanta ver cómo la luz del sol transforma las calles hasta hacerme sentir un extranjero en mi propia ciudad. He comprado unos zapatos y he conocido a una dependienta que posee la extraña habilidad de borrar las bandas magnéticas de las tarjetas de crédito (desde aquí un beso a mi fallecida visa y a la madre que la parió) con sus propias manos. En la zapatería había una chica con minifalda probándose un montón de zapatos rojos de tacón ("es que tengo una boda", ha dicho, como excusándose). Y he descubierto que me encanta ver probarse zapatos. La melena rozando los labios. Los dedos peinando las medias. Pestañas y ojos acariciando pies en el espejo. Masajes en los tobillos ("me duelen tanto, hoy he andado mucho"). Y con cada zapato, un strip tease. Dios, creo que me he enamorado. De un par de juanetes. Me muero por lamerlos. A quien se le cuente. En fín.



lunes, abril 14

 
Sobre la teoría especial de la relatividad, paradojas, gemelos y ex-novias.
De la teoría especial de la relatividad, entre otras cosas, se desprende la paradoja de los gemelos. Según esta, uno de los gemelos hace un largo viaje interestelar en una nave espacial a velocidades cercanas a las de la luz, mientras el otro permanece en la Tierra. A la vuelta, el gemelo viajero es más joven que el terrestre. La explicación se basa en la dilatación del tiempo predicha por la teoría especial de la relatividad. A mí me parecía algo increible, hasta que ayer descubrí que la paradoja es totalmente cierta. De hecho, tengo el placer de informar a toda la comunidad científica, que mi primera ex-novia ha estado viajando por el espacio exterior a velocidades cercanas a las de la luz, porque cuando me dejó, los dos teníamos exactamente 17 años, y ayer me la encontré en un burguer y me dijo que esta semana cumplía 39. En cambio yo, infeliz de mí, que me he quedado en la tierra, cumplo 44. Si Albert Einstein viviera, y leyera blogs, menudo subidón iba a tener.

viernes, abril 11

 
Sobre mutaciones, labios y pisitos.
Debo haber cenado algo que me ha sentado fatal, porque al salir a tirar la basura, me he cruzado con una chica guapísima que me ha sonreido y me ha puesto morritos. Y he intentado ronronear como un gato, pero no sé qué ha pasado que me ha salido una especie de frfrfrfrfr con los labios, como si fuera un caballo. Ahora, pensándolo en frío, más bien como si fuera un burro. Y la verdad es que no sé si me duele más haber enviado a tomalpolculo la oportunidad de mi vida, o haber mutado de felino a equino. Porque se me hace un poco complicado lo de acomodar a un caballo en un pisito de 60 metros cuadrados, la verdad.
Otra mutación es esta: esta vez, entre OMD, Psychedelic furs, the cure y U2. En fín.



martes, abril 8

 
Sobre días de borrasca.
A veces tengo unos días muy raros. Se me nublan los sentidos y me lloran los ojos sin venir a cuento. Es como si todo el mundo me salpicara con sus dolores y sus penas. Como si me escupieran en la cara. Y me dan ganas de encerrarme en mí mismo para siempre. Porque a veces ocurre que todo lo ajeno me duele. Las notícias. Las caras. Las palabras. Pensaba que lo tenía superado, porque ya lo había sentido antes y acostumbraba a pasárseme pronto. Pero últimamente llevo como una especie de nudo tan clavado dentro de mí, que me está empezando a preocupar. De verdad.
(A veces pienso que si ese avión despega y no estoy en él, me arrepentiré. Tal vez no sea hoy, ni mañana, pero sí muy pronto y para siempre. Por suerte, siempre nos quedará París. El youtube. Y esta especie de encantadora mutación genética entre Stephen Hawking, ZZ-TOP, AC-DC, Grace Jones, The Prince & the revolutions y los Bee Gees).



sábado, abril 5

 
Sobre gatos, miradas y caricias.
Me he dado cuenta de que cuando me cruzo con un bombonazo por la calle, ronroneo, como si fuera un gato. Y creo que lo hago muy fuerte y se me oye un montón, porque hoy una chica se ha parado a mi lado y me ha mirado, de arriba a abajo, como si de verdad fuera un gato. Sarnoso y pestilente, pero al fín y al cabo, un gato. Y también me he dado cuenta de que ronroneo cuando me acarician la espalda (dios, hacía tanto que nadie lo hacía, gracias). Y espero que aquí acabe todo mi parecido con los gatos, porque seis vidas más como esta, es que se me harían un poquito cuesta arriba, la verdad.

martes, abril 1

 
Sobre la primavera y el corte inglés
Para ser sincero, entre que llevo meses sin follar, y que la primavera está ya corriendo por mis venas, es que no me atrevo a ir al corte inglés. Más que nada, porque como alguna se agache delante mio a recoger cualquier cosa en las escaleras mecánicas, no respondo. Y en un par de meses más, si resulta que es alguno, tampoco. En fín, que sólo faltaban en mi querida vida, la primavera y el corte inglés.




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