viernes, abril 28

 
Sólo recuerdo dos cosas de cuando estudiaba BUP: que me masturbaba con un calendario de bolsillo donde se veía a Victoria Vera enseñando una teta, y que el latín se me hacía muy cuesta arriba. Aunque Ernesto, mi vecino de pupitre, lo llevaba aún peor; porque en su casa eran muy beatos y lo más erótico que tenía a su alcance eran los cómics de Mortadelo y Filemón, o la hoja parroquial; me contaba que un día se hacía una paja mirando a la secretaria del superintendente Vicente, y al siguiente con la foto de una monja de color que escribía cartas desde el Senegal; que no sé qué es peor. En cuanto al latín, yo creo que acabó el curso convencido de que Descartes también era negro, porque cuando leia la famosa frase de "pienso, luego existo", siempre pronunciaba "conguito ergo sum". No sé qué se habrá hecho de Ernesto, lo recuerdo orgulloso de su nombre, porque se llamaba como Che Guevara; me caía bien.

jueves, abril 27

 
Por la presente, tengo el doloroso deber de comunicaros que esta tarde, a las 16:33, se me ha metido un sms en el ojo izquierdo; me ha empezado a llorar, y he fallecido por deshidratación. Así que no sé cómo coño puedo estar aquí escribiendo un post. Eso sí, ahora que estoy muerto, hay que reconocer que era una bellísima persona, ayquépenatú.

 
Hoy me he encontrado en un bar con uno de mis mejores amigos de la infancia; al cuarto de hora de no saber qué decir, me ha mirado de frente y me ha comentado, con voz grave, que parecia que la vida me tratara mal, porque se me veia muy mayor. Yo le he respondido que no era extraño que se me viera mayor, porque en realidad lo soy; pero que eso no tenia nada que ver con la forma en que la vida trate a nadie, de hecho a mi no me ha tratado nunca ni bien ni mal, simplemente ha pasado de mi. Por si le quedaba alguna duda he aclarado que follo poco, pero aún me hace ilusión hacerme pajas; que tengo un trabajo de mierda, pero escribo en un blog. Que cada vez que entro en el banco, una morenaza-bombón-traje-chaqueta cuelga un cartel de "cerrado por reformas" en la ventanilla de los préstamos y se va a desayunar evitando que se crucen nuestras miradas.
Lo he borrado mentalmente de mi lista de los mejores amigos de la infancia y me he comido un donut de chocolate.

lunes, abril 24

 
Hoy he desayunado algo que me ha debido sentar fatal, porque a medio día he estallado en mil pedazos. Me he pasado toda la tarde recogiendo trocitos de mi persona y he llenado seis bolsas de basura. Luego, he tomado prestado en la oficina un bote de loctite, una lupa, y me he dispuesto a pegarme de nuevo, pero como no tenía ninguna foto a mano y soy tan distraido, no recordaba mi apariencia, y no sabía dónde debía ir cada trozo. He estado a punto de hacer trampas y aprovechar la ocasión para dejarme como George Clooney. Pero luego me lo he pensado mejor y creo que voy a intentar convertirme en Angelina Jolie, así me pasaré el día tocándome mirándome en el espejo, y cuando pasee por la calle recibiré tantas proposiciones de sexo que se me quitarán las ganas de follar.

domingo, abril 23

 
De media, me enamoro unas seis veces al día; aunque ayer sólo lo hice una.
Ayer quise hacer demasiadas cosas y creo que, con el trajín, algo se debió romper dentro de mí; porque esta mañana me he levantado con la sensación de que algo me mordía el estómago, que me devoraba el alma. Queda claro que nunca he sido bueno identificando fuentes de dolor.
Como siempre que se vive a muerte, cuando todo acaba, sientes la huella del viento helado en la piel, cortante, de ese vacío infinito; tan grande, que duele sólo de pensar en él.
Intentando aferrarme a lo conocido, he abierto la ventana de la cocina y me he puesto a preparar algo que comer; el viento fresco ayuda a recargar las pilas y aletarga los recuerdos. Esperando a que el reloj marcara la hora en que la pasta debía estar en su punto, se me amontonaban las escenas de ayer flotando sobre las burbujas del agua; las caras, las pupilas, las sonrisas, las flores adornando los brazos, las dos lunas rojas meciéndose en el pecho; esa voz que llenaba cada rincón del alma, esa guitarra que la desgarraba, esas letras que nadie acusaba de recibo, ese roce invisible que tapaba con saliva las grietas que va dejando la vida.
Después del concierto pudimos hablar un rato, y me explicó el significado del día de la justicia, de porqué hay que poner portadas sin caras; de qué piensa un corazón de papel colgado entre las costillas de un cadaver; de que hay ciudades que son masculinas y otras que son femeninas (como NY y NO o como Madrid y Barcelona); hablamos de cómo cambiando el ritmo y el compás se puede transformar el género de las canciones (del folk al jazz, me dijo); y de cuánto cuesta hacer eso mismo con las personas (le dije), o con las ciudades (replicó). Nos dió por reir al descubrir que los dos nos ponemos bizcos cuando decimos tonterias. Compartimos una cerveza, que de tan larga, sabía caliente; me dijo que estaba cansada, el jet-lack; bonita excusa, respondí; nos dimos dos besos y un abrazo, nos hicimos una foto de recuerdo como las grandes familias (dijo); nos despedimos, otro abrazo; quizás el último, quien sabe si para siempre.
De media me enamoro unas seis veces al día; pero ayer, sólo lo hice una.

jueves, abril 20

 
fué su mirada de niña entre muñecos de resortes, esa cabellera negra pintando huevos de pascua de mil colores, su voz ronca y triste, que no pega ni con cola en esa carita blanca de no haber roto nunca un plato. Me enamoré en las escaleras de un diciembre cualquiera.
Mañana, por fín, y a pesar de sus amables calabazas, tenemos una cita.
Igual debería darle un agua al tanga de piel de leopardo. Ay, no sé.




i lost all my faith in love
on those stairs that december
i know it meant a lot at the time
but i can barely remember
it's been a long time
it's been a long time
you said i've been alone so long
that i've got big theories of lonely
& that i drag them all over town
just to look occupied
but i'm learning something,
i said,
i'm doing time...

miércoles, abril 19

 
Hacía unos cuantos días que el ordenador me iba algo lento. Hoy, por fín, ha venido un técnico de la empresa y le ha instalado una aplicación que, según ha dicho, filtra la información que llega al microprocesador para que se centre en las tareas importantes y dedique el menor tiempo posible a otras actividades. Y me he quedado con las ganas de pedirle que me instalara a mí también esa aplicación; a ver si dejo de pensar en follar y hago algo de provecho.

martes, abril 18

 
Suena triste que el mejor momento del día sea aquel en que por fín te encuentras solo. Pero es así.

domingo, abril 16

 
Calabazas.
Me fui a California cuando tenia 25 años, con Ramón, con poco dinero en el bolsillo y muchas ganas de crecer. Me sorprendieron, en especial, dos cosas: en primer lugar que estados unidos es un país de extremos, con poco término medio; allí o eres gordo o flaco; o rico o pobre; o blanco o negro; pero las cosas intermedias, como Michael Jackson, son raras. Lo segundo que me dejó con la boca abierta es que la gente va sonriendo a todo el mundo que se cruza por la calle. Me maravilló tanto, que al final se me pegó la costumbre. Cuando regresé a Barcelona, en mi primer paseo por las ramblas, necesité tres "perodequévas" y dos "dequéteriesmamón", antes de volver a cambiar el chip. Ahora, ya no sonrio a todo dios; sólo lo hago en los extremos: cuando quiero caer bien, y cuando no.
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thank you for your kind offer...alas, i have no time off in your beautiful city, i breeze in, do my show and leave early the next morning. it makes me sad, as barcelona is my favorite city in europe. hopefully i'll have more time next time!
warm regards,
dayna k.
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On 4/11/06, Peter Pan <peterpanbimbo@hotmail.com> wrote:
Hi Dayna,
thank you for comming to Barcelona on the 21st. I'd be pleased to show you the city, some places to have fun, eat, drink, or relax (or all at the same time :) ). Before or after the show.

Watherever you decide I look forward enjoying your music in Mataró. Above all, be happy.

Coco.

martes, abril 11

 
A veces...
A veces los trozos de vida, los dias, las lunas, los soles; encajan como las piezas de un puzle, y de repente, decides que debes tomarte unas vacaciones; de ti mismo; de todo, pero sobre todo, de ti. Y te vas lejos, completamente solo, y piensas que igual mejor sería estar mal acompañado, pero que no toca. Lo peor de irse de vacaciones de uno mismo, es que te acabas echando de menos. Lo primero que he hecho al volver ha sido convencerme para ir a correr. El cielo desafiaba al mundo vestido de un azul insultante. Cuando no podía más, me he abrazado a un árbol doblando las piernas, y al cabo de un rato, he montado una fiesta con las hormigas que seguían su camino sobre mis codos. A veces quisiera ser como ellas, y morir antes que dejar de caminar. (Qué cabezonas son). Hoy he bailado con mil hormigas a la sombra de un pino y aún las siento; al viento; y las miradas, y las trizas de sol en la piel, en la cara.
Pepa es gitana, tiene un perro faldero sin raza y un hermano que nació pegado a una guitarra. Cantan en el parque donde yo a veces me paro exhausto, a beber y a respirar.
Y me he partido de risa cuando ha interrumpido su rumba para susurrar: "que no me entere yo que ese culito de payo pasa jambre"; su hermano lo ha adornado con un tras-tras-catras-tras-tras.
Les he dicho que hay cosas por las que no merece la pena dejar de cantar.

jueves, abril 6

 
Hoy he tenido que ir a hacer una gestión al ayuntamiento. Mientras esperaba pacientemente en la cola, una señora se ha empeñado en contarme su vida, y su perro no dejaba de frotarse contra mi pierna; no sé si se me habrá notado mucho la cara que he puesto de mira-tú-otro-que-tal; qué pena damos los salidos en primavera, hombrepordios, coñoya. Cambiando de tema, no sé porqué aún me pongo de los nervios cuando veo a la mitad del personal leyendo el periódico sobre la mesa, con lo poco que costaría ojear la vanguardia digital y guardar, al menos, las apariencias; supongo que les importa un pimiento la opinión de los contribuyentes. En fín. Me ha llamado la atención una chica que, contra todo pronóstico, estaba trabajando sin cesar detrás del mostrador. No atendía al público, se encontraba totalmente concentrada en la ardua tarea de copiar datos en un ordenador a partir de un documento que sostenía en un pequeño atril, justo a la derecha de pantalla. Sin darme cuenta, me he hipnotizado admirando su destreza. De repente, ha levantado la cabeza y nuestros ojos se han encontrado. Tenía la mirada al estilo Fernando Trueba, y me he quedado con las ganas de preguntarle si se le habían quedado los ojos así por culpa de ese trabajo, o si fue por tener esa forma de mirar que la contrataron.

martes, abril 4

 
Lo que tenemos en común.
Haber cruzado las miradas
una mañana de primavera
en un tren que se agitaba
tan vacío como nuestras almas.
El excitante, seductor,
aunque al tiempo impío,
tal vez incluso cruel,
aroma del deseo
en forma de escote
que se mece,
hipnotizando las horas
y despertando
a los viajeros que se apean.
Tejiendo los sueños
que de noche vendrán
a jugar entre la mano
y mi sexo.
Sobre la ceja, siguiendo
su arco, como un rio serpentea
deslizándose en su cauce,
la cicatriz de la melancolía
que alguien debió imprimirte con un gesto
terrible de indiferencia,
quizás menos consciente del daño
que del efecto resultante:
ahora, ya, te sienta bien.
Y el viejo afecto, perenne,
de los rayos del sol
que radiografían faldas,
cuerpos y almas,
mostrando a contraluz
lo que no veriamos en la oscura calma
de una sala de exposición.
Penetran, como el cuchillo
del aprendiz de carnicero;
desmiembran, deshuesan,
hieren la mirada,
la pupila se obtura,
y el corazón se cierra,
a cal y canto,
por defunción del propietario.
Un cuchillo de luz para los crímenes
que, por amor,
quizás nunca cometeremos.
Y al fín,
llegando a tu destino,
una sonrisa hueca,
un rockandroll improvisado
al ritmo del vaivén
de este viejo cacharro que frena;
"¡que hormigueo en el tobillo!",
"es de estar tanto rato sentados".
A veces, en los vagones,
se duerme algo más
que un pie o una pierna.
Se duerme el deseo
y la mala conciencia.
O la hacemos dormir
al arrullo de los latidos de
nuestro propio corazón,
quizás es el sustitutivo natural
de la necesidad de mecer
entre tus brazos
a esa chica,
que una mañana de primavera
conociste en aquel vagón
que iba medio vacío;
sin origen y,
quien sabe si destino.

lunes, abril 3

 
Me he dejado olvidado el pie derecho sobre el banco de la estación, y vaya rollo, porque me mareaba con tanto subir y bajar al andar; además me han parado tres taxis seguidos y he tenido que abonar el inicio de carrera. Para evitar vomitar, o quedarme sin un euro a princípios de mes, he intentado caminar con el pie bueno en la calzada y el muñón sobre la acera, hasta que he metido la pierna en una alcantarilla y me he quedado plantado en mitad de la rambla. Un grupo de turistas me ha tomado por un actor-estatua y se han dedicado a dejarme monedas en el suelo y hacerse fotos a mi lado, pero como no podía moverme mucho, al final se han enfadado, me han llamado vago en inglés, han recogido las monedas y se han largado entre aspavientos, cagándose en mi madre y en quien inventó la hora de la siesta. Y ahora estoy aquí, espantando a los chuchos que vienen a mearse en mi pierna y esperando a que pase el servicio de recogida de muebles viejos, a ver si me confunden con un perchero y les da por sacarme y llevarme al vertedero.

domingo, abril 2

 
A veces mi casa, en sábado, se viste de domingo a la hora de comer, y se llena de gente que sonrie salpicando las paredes con patatas fritas, de refrescos helados en las manos y humo de barbacoa en la nariz y en los sentidos; y yo me agobio y me quiero ir; lejos.
Otras, se disfraza de lunes por la mañana, y puedo oir el silencio columpiándose en el péndulo del reloj que mi abuelo ponía en hora cada día, porque tendía a atrasar; como yo. Hoy era uno de esos días.
Y cuando me da por retroceder en el tiempo, me veo en una habitación que tenía las paredes color manzana; yo no levantaba dos palmos del suelo; me dejaban dibujar en ellas con tiza blanca. Con un dos y un cuatro...
Guardo muchos recuerdos de mi primera casa, de mi habitación; en el fondo de un cajón, ocultos tras una pila descolorida de ropa interior. Un retrato en blanco y negro de alguien que se parece a mí, pero nunca tuve el placer de conocer.
Y este post, porque cuando voy al corte inglés siento una mezcla de todo lo anterior. A parte de tener la sensación de que voy a dejarme los morros en la escalera mecánica, que no me atinará el pie, que se me quedará entre dos escalones, me caeré y me comeré a quien tenga delante; o se me comerá el de detrás. Cuando me voy a probar algo, también tengo la impresión de que alguna dependienta, en su afán de servir, entrará en el probador sin llamar.
Por fortuna, o por desgracia, hay sensaciones que se convierten en presentimientos.
Y ahí estaba yo, en pelotas, que es como uno acostumbra a probarse trajes de baño, cuando una rubia-bombón-traje-chaqueta-medias-negras, ha abierto la puerta de par en par y, al visto lo visto, en lugar de decir perdón-hombrepordios-coñoya, ha preguntado: "¿pero cómo no echa el pestillo?"
Y yo, encogiendo la barriga, que es lo primero que se me ha ocurrido, he respondido: "pues será porque hoy me he duchado".
Yo he sonreido; ella no.

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