viernes, enero 28

 
ya pasa  media hora de la una. Y llueve. Cada día me cuesta más acostarme. Y levantarme. Supongo que darse siempre de morros contra los mismos edificios acaba doliendo. Y cansando. Siempre el mismo gris del cielo. Los mismos cadáveres de insectos mirando desde el alfeizar de las ventanas. Las mismas bocas abiertas y en obras en el metro. Las mismas aceras disfrazando su gris con el parpadeo de las luces de neón. Las mismas parejas adolescentes que se abrazan y se besan. El mismo vagabundo que se parapeta en mi portal. Lo saludo y le regalo fruta. Cada día la misma sonrisa pero con la mitad de  dientes. Y cada día me cuesta más dormirme. Y levantarme. Y encontrarme en el espejo esa nada informe que bosteza y que creo que soy yo, pero con menos memoria.

miércoles, enero 19

 
Descubrimientos científicos.
Esta semana he descubierto tres cosas que revolucionarán el mundo de la ciencia:

Descubrimiento (1):
Hoy he constatado que hay dos cosas que hacen que el tiempo se dilate y realmente vaya más despacio para el sujeto que las experimenta: (A) viajar a velocidades cercanas a las de la luz. (B) Llamar a tu madre interesándote por su gripe.

Descubrimiento (2):
Después de intentar cocinar un huevo en el microondas, queda confirmado que a nadie se le ha ocurrido poner un botón de marcha atrás. Menudo atraso.

Descubrimiento (3):
Me he comprado un pulsómetro para controlar mi ritmo cardíaco durante los entrenamientos. Así sé cuándo he alcanzado mi nivel de pulso óptimo, que debió ser hace exactamente unos 20 años.

Tracatrá.

martes, enero 11

 
El sábado se me ocurrió ir de rebajas y cuando llevaba una hora larga haciendo cola para pagar en la caja con una camiseta en la mano que no valdria ni 20 euros, me sentí gilipollas.
Ayer salí a entrenar para la maratón de Marzo, y cuando llevaba dos horas y media corriendo sin llegar a ninguna parte, me sentí gilipollas.
Hoy, de vuelta al trabajo, saludando a la gente de siempre, y volviendo a los pasillos y a las reuniones de siempre, me he sentido gilipollas.
Mi único consuelo es que creo que mi jefe se siente aún más gilipollas que yo, porque le habrá pasado lo mismo, pero se le ve mucho más estresado. Este hombre al viernes no llega vivo. Ya vereis.

lunes, enero 3

 
Estudio científico
En estos días de Navidad tan aburridos, he hecho un descubrimiento científico: cuando abrazo a mis padres tengo los brazos caidos, en cambio cuando abrazo a las hijas de los amigos de mis padres, los muevo rápidamente como si me hubiera atragantado y abro mucho la boca como si necesitara reanimación.
Mañana empiezo una tesis doctoral.

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