sábado, diciembre 25

 
El rellano de mi escalera huele que alimenta. Mi vecina debe haberse pasado toda la tarde cocinado sopa de la de toda la vida. Y ahora, a través de la pared, se les escucha reir y cantar. Qué bonita es la navidad en casa de otro. De verdad.

martes, diciembre 21

 
Tengo la teoría de que los corazones se detienen cuando se hartan de latir por todos los demás.

miércoles, diciembre 15

 
No puedo más. Hasta aquí hemos llegado, estoy harto, de hoy no pasa: me voy a poner una denuncia por acoso sexual. A ver si me entregan una orden de alejamiento y me dejo de una vez en paz.

viernes, diciembre 10

 
Hoy leía en la prensa que unos científicos han logrado clonar células humanas perfectas en una probeta. Es la especialidad de los adultos con estudios: eliminar la parte divertida de la vida.

lunes, diciembre 6

 
Me he levantado a las siete. Me he duchado, puesto las lentillas, la ropa de correr, las bambas y me he lanzado a la calle. Primero, me he encontrado con mi vecina, la anoréxica, que volvía de marcha (ella: güenoshdiashostiaadondevasasiquehacefrioooooooooooooooo. Yo: pues a correr. Ella: ah, estás tonto? y me ha dado un abrazo). Qué ánimos. Luego la floristera, la panadera, la que hacía footing, la que repartía los dorsales, una señora que pasaba por allí: me miraban como si me entendieran. Y he llegado a la conclusión de que importa que te entiendan, pero importa mucho más que te miren como si de verdad lo hicieran. Total, que he hecho la media maratón en una hora y cuarenta minutos que dan para pensar mucho. 
A parte de pensar que un domingo a las 7 sólo se levantan los que son especiales (osea, en mi caso: gilipollas), también me he dado cuenta de que, a cada kilómetro recorrido, debes olvidar lo que has sufrido, olvidarte del camino que ya has andado, pensar en guardar fuerzas para los que te quedan por delante, y sobre todo. Sobre todo: disfrutar el presente. Porque aunque el presente lo pases corriendo y con la lengua fuera, es lo único que tenemos.

jueves, diciembre 2

 
Tengo una entrenadora personal y una fisioterapeuta. Dicho así suena genial, pero resulta que las dos son virtuales. Me envian emails. Una me escribe correos diciéndome cómo tengo que correr, y la otra cómo tengo que estirar. Total, que entre correr, estirar y escribir emails, menudo estrés. Y por si fuera poco, me he apuntado aqui: http://www.mitjamataro.cat/fitxers/recorregut.jpg
En fin. Lo peor de hacerse mayor no es la edad. Es este afán por agitar constantemente las estremidades. Como disimulando, para que parezca que por ti la edad no está pasando. Could I be loved? Si no me soporto ni yo.

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