jueves, septiembre 29

 
Sí, aunque parezca imposible, un poco más...
me he quedado como un poco más tonto, sin saber muy bien dónde estoy, a dónde voy ni porqué. Ni si quiero llegar, ni disfrutar del camino; ni llorar porque sí; ni si quiero arrimarme a la ventana a jugar con las nubes a castillos, a dragones con el sol, ni a muñecos de dedo en el vaho de los cristales.
Hay días que, por mucho que saltes, no te sacudes las penas. Y por mucho que vacíes los bolsillos, se siguen llenando de palabras tristes y de esperanzas perdidas; creo que tengo un imán cosido en el dobladillo del pantalón y se me clavan al vuelo, como mariposas de latón.
Vestía de color naranja que, como ella dice, es el color del cambio, del sol, de las nubes al alba. Llevaba tres sonrisas, dos miradas robadas al cielo y una bolsa repleta de bombones con agujero.
-"Me voy a poner como una foca por tu culpa"
-"Ya. Es lo que toca. Yo me he engordado dos kilos."
Y las horas a su lado siempre se convierten en segundos, y los segundos en entrantes, y mezcladas con el postre encontramos risas que hacen sombras chinescas y se disfrazan de ruedas de las que cuesta escapar. Y de repente te das cuenta de que el cielo se nubla y la brisa que precede a la tormenta va cargada de nostalgia, de puños cerrados; de litros de amargura; vamos a necesitar un paraguas para que no se nos moje el corazón, y el alma nos pida una muda.
Y no me canso de mirarla, ni de escuchar.
Y me doy cuenta de que hace muchos años que yo tuve 24 y que, desde entonces, he perdido mucho más que el tiempo. En alguna esquina olvidé el lado cuerdo de mi locura, el de la libertad salida de la ducha, la dignidad recien hecha y el respeto a mí mismo. Y entonces te invade esa sensación de quedarte como un poco más tonto; y crece el vacío. Y se hunden los pies en un mar sin fondo. Porque no se le pone cara de tonto a quien no sabe nada, sino a quien acaba de ver todas las cosas que perdió y nunca más volverá a tener.

miércoles, septiembre 28

 
me...
me voy a hacer la depilación integral. Y creo que empezaré por la lengua.

martes, septiembre 27

 
Un listo.
El listillo que dijo que el chocolate era un sustitutivo del sexo, aún follaba menos que yo. He dicho.

El coco, que ha comido chocolate como para que suchard le envíe un jamón por Navidad; ... ¿y aquí el orgasmo cuándo entra? ¿Cuando se te revientan los granos o cuando te baja la acetona y dejas de vomitar?
Cagüenloslistosdemierda.

domingo, septiembre 25

 
Palabras.
Cruzaron sus vidas, y mintieron al decir "siempre".
Enredaron sus corazones al murmurar "quizás".
Arañaron sus almas antes de gritar "nunca"

Desamparo Nunca Quiero No

Siempre Abrazame quizás


Hay palabras que valen por mil imágenes.

viernes, septiembre 23

 
A ver cuánto nos dura...
Nuestra relación, durante las últimas semanas, se estaba convirtiendo en algo más que dificil; la verdad es que resultaba ya un verdadero calvario. La interacción y la convivencia eran cada vez más insoportables. Si yo quería hablar, se cerraba; cuando se empeñaba en cantar, a mí no me daba la gana. Si yo quería escribir un post, sin avisar y por la cara, apagaba el modem dejándome colgado. La cosa iba de mal en peor, hasta que hoy nos hemos sorprendido recurriendo a la violencia, al forcejeo y los golpes en la cabeza; y así no se puede estar.
De forma que hemos decidido romper y acabar con todo este mal rollo de una vez; intentaremos volver a empezar. Hemos guardado las fotos que nos interesaban, y el resto las hemos tirado a la papelera; la misma suerte han corrido las canciones, los programas y el sistema operativo. Finalmente le he formateado el disco duro. ¡Ojalá fuera tan fácil borrar así los recuerdos!
Y ahora que hemos olvidado el pasado, con la mente en blanco y frescos, nos hemos vuelto a enamorar locamente y tenemos miles de proyectos.
A ver cuánto nos dura...

miércoles, septiembre 21

 
Alguna vez...
Alguna vez tropecé, pero no fue un traspies, fue mi boca la que mordió la tuya, y ya no supo vivir en ayunas, morir por otro pez, ni aullarle a otra luna.
Alguna vez comí fresas en tu ombligo y susurraste que no hay que lavarse la conciencia con jabón, que la flora bacteriana también protege la piel del corazón. Y alguna vez me contaste que querías ser polizón en mi barco y pisar descalza la cubierta desafiando a las estrellas, burlando a las sirenas, empuñando el timón con ambas manos para saltar surcando los siete mares de dos en dos, jugando con el reflejo de las nubes en el agua a hacer carreras al alba. Y yo respondí que de eso nada, que eran impares, que un mar siempre se nos quedaría en el cajón de los pesares; y que mi rumbo era cosa mía. "Pues vaya", murmuraste, con los ojos entornados, desabridos; y los brazos cruzados, zozobrando con los sueños apagados y el alma encendiendo la estufa del olvido.
Alguna vez, de nuevo me encontraste y yo volví a perderme, a enredarme en mis zapatos, en mi pluma, con mis gatos, en mis cuentos compartidos, en mis peces sin colores y los hielos rebosando el vaso de las lamentaciones. Y corrí desnudo por la calle con pies de pato y, como los del manzanares, me sentí solo, perdido, huérfano de nadie; buscando un bar cutre que no cierre cuando esté triste la luna; un amor de martini que se deje comer la aceituna; una sirena que no embarque, o un sueño que no canse; Alguna vez creo que nací en un año donde los días trece siempre caían en martes.
Alguna vez te perdí, te soñé, te seguí. Alguna vez me enamoré de tu lado más oculto, del más prohibido.
Y alguna vez, como hoy, soy como un naufragio en el salón, y rastreo el pasillo, buscando supervivientes por los rincones, trocitos de pañuelos de colores que sepan a tí, a tus canciones; pero todos huelen a rancio o a mentol, y abrillantan los pulmones, pero no enjuagan el corazón.
Alguna vez me perdí en los besos que no diste, me arañaron tus labios con las caricias que no dibujaste, y se me cortaron las venas el mismo día que pasaste rozándome el hombro sin mirarme.
Alguna vez tropecé, pero no fué con los pies, fue mi boca la que mordió la tuya, y ya no supo vivir en ayunas, morir por otro pez, ni aullarle a otra luna.

lunes, septiembre 19

 
parece que fue ayer...
Hará un año que escribí el primer post en este blog; sin saber muy bien porqué lo hacía, ni si existiría un segundo o un tercero, ni durante cuánto tiempo me embargaría este estado de locura transitoria que me empuja a escribir tantas gilipolleces. Hoy aún no sé si mañana habrá un nuevo post.
Últimamente he estado repasando algunos de los que escribí al princípio; tiendo a ser muy exigente conmigo mismo, así que en cuanto me los leo un par de veces, encuentro tantas faltas que acabo aborreciéndolos por completo. Lo que nunca me canso de leer, con lo que realmente me embobo, es con los comentarios; de todos ellos he aprendido, y la mayoría son muchísimo más buenos que el post original. Creo que embelesarme con ellos es la única razón que me empuja a seguir escribiendo (una adicción más que añadir a la interminable lista).
Llegué al mundo blogueril accidentalmente, de la mano de XL37glú, ordenador de a bordo de la nave de Artemio Espada Clark, guerrero intergaláctico, deshacedor de entuertos siderales... Conocí a Glú en una comunidad de msn, "la imaginación y las aventuras". Ella misma creó su propio rincón más tarde, "el manantial de la noche". En uno de mis ataques de insomnio, hacia finales del verano pasado, intentando devolver a mi neurona el recuerdo de las aventuras de Artemio, lo busqué en google y, por casualidad, entre los mil links de "radio tres", uno me llevó a un post de Almu en amqs. Esa noche casi no dormí; me leí el blog enterito, de cabo a rabo, y me apasionó de tal forma que decidí crear este, el blog de soy coco. Aunque tenía muy claro que nunca le llegaría a la suela del zapato a Almudena Montero, prometí una cosa, que sólo escribiría lo que me apeteciera y la verdad de lo que pensara o sintiera. Así que probablemente sois de los pocos que tienen la desgracia de conocer mi lado oculto, sin filtrar y sin auto-censura. Y aunque, como todo el mundo imaginará, no suelo ir por la calle preguntandole a la primera que pasa si quiere follar; creo que, desde que me ha dado por decir lo que pienso sin pensar lo que digo, todo llegará.
Desde que empecé, he tenido la suerte de poderos conocer a algunos, bien en persona o a través del messenger, y la verdad es que las conversaciones que hemos mantenido darían para llenar varios blogs. Cada uno tenemos nuestra vida, nuestras alegrías y nuestras penas, pero a todos nos une algo que es difícil de describir, un sentimiento único; ¿química literaria? Quizás, si es que eso existe; si no, alguien debería patentarla.
A veces recibo e-mails y, a parte de los que me tachan de degenerado y blasfemo (hay que reconocer que tienen toda la razón) y aseguran que arderé para siempre en el infierno (que lo vayan preparando, espero que haya muchas demonias dispuestas a los pecados más obscenos... ¿seguro que eso es el infierno?); también recibo algunos realmente encantadores. La semana pasada alguien muy especial me decía en el suyo que nada es casual, y que todo lo que nos dicen, o nos ocurre, sucede con una finalidad concreta. Si no hubiera conocido a XL37glú, probablemente ahora no estaría escribiendo este post y me hubiera perdido la oportunidad de leeros y aprender con vosotros.
Por otra parte, mientras releía posts pasados, me he dado cuenta de que abuso de imágenes personales, cosas que probablemente sólo yo entiendo y resultarán absurdas; como por ejemplo, los marcianos que un día se instalaron en el cielo abierto de mi casa, que no son más que unos vecinos suecos que aparecieron sin previo aviso y se pasan la noche follando a grito pelado, se ve que en Suecia no saben cerrar las ventanas. O los muebles del dormitorio, que para mí son los rincones de la memoria; cuando encuentro a alguien metido en un cajón, es una persona que había olvidado y ha reaparecido de nuevo en mi vida; como hizo Ramón, que existe, selojuro, aunque ni él mismo entiende muy bien cómo eso es posible (la teoría de la selección natural a tomalpolculo...) -para ser sinceros, tiendo a exagerar bastante mis encuentros con Ramón, en el fondo no es tan desastre... espero que nunca lea este blog, por el bien de nuestra amistad-. O, para acabar, el desierto, que es lo que era este blog cuando empezó, un gran vacío que habeis llenado con vuestra presencia y vuestros comentarios imponentes.

En fín, si alguien ha conseguido llegar hasta aquí sin dormirse, vomitar o esnifar pegamento, ¡enhorabuena!, tiene una birra pagada. Virtual, por supuesto.
Besos, que cada uno/a se los dé donde quiera, a mi edad ya no tengo manías.
Y feliz semana (si es que existen, que yo aún no he visto sonreir a ninguna).
Y próspero año nuevo (no viene a cuento, pero así aprovecho el post, que soy catalán).

Primer post, Septiembre 2004: el desierto.
Hay cosas que empiezas sin saber muy bien porqué. Quizás porque crees que te lo debes. A tí, a tu vida, a tu alma. Hay cosas que empiezas sin saber cómo ni dónde acabarán, si escaparán o no a tu control, si es que hay algo en esta vida que se pueda controlar. Todo, en cambio, tarde o temprano escapará.Hay días en que quizás sería mejor quedarse en la cama sin descorrer las cortinas de la vida, taparse la cabeza con el edredón y esperar que toda idea loca que se atreva a despertar obtenga su merecido: acabar en el diván del olvido. O quizás hoy decida que no.

viernes, septiembre 16

 
En el tren.
El otro día, en el tren, dos señoras se sentaron a mi lado y estuvieron intercambiando fotos del verano. Conocí a sus maridos en bañador, con poses de actor malo; uno se sentaba en un banco con sandalias y calcetines negros, el otro lucia barriguita a la orilla del mar. Pude apreciar la evolución de una reunión familiar alrededor de una paella en un chiringuito; cómo se pasaba del "jaja-jeje" del aperitivo, al "hasta-la-polla-me-teneis" del postre. También ví a una de ellas con un pareo azul, de pie en la playa; Y a la otra sin pareo, tumbada, en top-less: "mira como es mi Paco, en cuanto me despisté... ¡qué vergüenza!¡yo no vuelvo al fotoprix!". Me encantaron sus sonrisas sinceras, sus tardes de sol, sus caras de sueño y las legañas que asomaban entre las instantáneas tomadas a traición. Ví sus sombreros de paja, sus chancletas de plástico, el apartamento revuelto, la ropa amontonada en el suelo; la mesa cubierta de platos y de botellas vacias. La que tenía enfrente mostró entre risas la de su marido haciendo la siesta, mientras la otra buscaba la del suyo mirando borracho a la cámara con un puro en la boca.
Yo no era consciente de estar mirando con tanto descaro, hasta que una levantó la vista. Y antes de que dijera nada, cerré los ojos y me hice el dormido.

miércoles, septiembre 14

 
Si esto es un momento...(III)
Hoy he quedado con Ramón en la esquina de costumbre. Habíamos decidido que yo llevaría el coche y esta vez lo dejaríamos en la calle, no nos apetecía nada correr el riesgo de encontrarnos en el parking a una morenaza con los brazos en jarras, contemplando desolada la visión de una caja mancillando el honor de su mini.
Cuando llegué no ví ni rastro de Ramón, y me extrañó, porque la puntualidad es una de sus pocas virtudes. Aparqué en doble fila y me armé de paciencia mientras intentaba sintonizar algo que aliviara la espera.
Alguien llamó al cristal.
-pocpocpototoctocpoc-.
Miré de reojo sin dejar de trastear la radio.
"-Vaya pinta tiene este", pensé. Llevaba una gorra-Fernando-Alonso, camiseta a rayas buscando-a-wally, pantalones por la rodilla, un cinturón colgando al estilo si-lo-piso-me-dejo-los-piños, gafas de espejo y perilla de tres días. Bajé la ventanilla. Sin mirarle y concentrado en las emisoras, solté sin respirar:
- Tengo kleenex como para sonarme sin parar hasta el 2010; hoy ya me han limpiado el parabrisas tres veces; no creo en dios ni en los seguros de vida; ya he sido atracado; no me interesan las drogas; estoy desequilibrado mentalmente y hoy no he tomado la medicación, así que no me ponga nervioso...- subí la ventanilla.
Otra vez:
-pocpocpototoctocpoc- y un murmullo apagado a través del cristal:
- Rullé! qué pasa tío?!
Miré al personaje como un miope que ha olvidado las gafas:
- ¿¿¿Ramón???
- Pues claro nen...
- Perdona, no te había reconocido.
Efectivamente, era Ramón. Entró en el coche. Esforzándome por contener una mueca al estilo haber encontrado medio-gusano-en-una-manzana pregunté, con mucho tacto:
- Ramón, ¿pero a dónde coño vas con esa pinta? ¿al gran prix del verano?
- Mira -dijo levantando las gafas de espejo- desde el día en que "aquella" nos llamó de usted, empecé a darme cuenta de que las chicas ya no se fijaban en mí, así que decidí cambiar de look; y aquí me tienes: un nuevo Ramón. ¡Te aseguro que ahora sí que me miran!
- Ya... ¿Y lo hacen antes o después de gritar y salir corriendo?
-----------------------
En cuanto llegamos al centro comercial aparqué en la calle. A unos cien metros de la puerta principal, en la acera, una rubia impresionante con los brazos cruzados sobre el pecho miraba de frente a un árbol, daba golpecitos en el suelo con el tacón mientras estiraba mucho el cuello, como una jirafa; parecía estar charlando con la copa.
Me volví hacia Ramón para llamar su atención:
- Mira tio, otra que habla sola, ¿será mi media naranja?.
- Ostia nen -poniéndose de nuevo las gafas de sol sobre los ojos- vaya bombón.
- Pues tú cuidadín, que tienes el azúcar por las nubes, chaval.
Al pasar junto a ella no pudimos evitar escuchar: "mishu, mishu, baja bonito, que mámá se está empezando a enfadar".
Ramón, girándose como una marioneta a quien tiran de los hilos:
- Hola, ejem... ¿te podemos ayudar?.
Yo: Ramónporfavor...
Ella: Muchísimas gracias, es que Puchi se ha subido al árbol y no hay forma de hacerlo bajar.
Yo, con cara de Carlos Sobera diciendo "respuesta incorrecta": (¡¡¿¿Puchi??!!)
Él: No te preocupes, yo te lo bajo, si esto es un momento.
Yo, en voz baja: Ramón, ¿quécoñovasahacer?
Él, en voz baja : Voy a subir al árbol, a bajar a Puchi.
Yo (susurrando): ¿Puchi? ¿qué pasa, que ya sois íntimos? Si no sabes ni qué clase de bicho es. ¿Has oido hablar de los buitres leonados?...
Él, sonriendo con aplomo y dirigiéndose a la chica bombón: ¿Y ese Puchi, es muy grande?
Ella: Qué va, es un gato pequeñito, sólo tiene tres meses... es que lo llevaba al veterinario y...
Él, mirándome satisfecho, hablando en tono sarcástico: ¿Lo ves Rullé? es un gatito pequeño, inofensivo.
Yo: Las bacterias también son pequeñas e inofensivas, hasta que un día deciden vivir en tu uréter y no veas cómo joden... ¿Porqué no llamamos a los bomberos?...
Ramón, que me aparta, y ni corto ni perezoso se lanza de un salto contra el árbol. Con la agilidad que le caracteriza, se incrusta literalmente con los cataplines en el tronco, quedándose abrazado a unos tres palmos del suelo, como un gardfield de esos que te miran a través de las ventanillas.
Ella: ¡Ostia, qué daño!¿no?
Él: Ahgh!
Yo: Ramónpordios, ¿qué? ¿llamamos a los bomberos o a la ambuláncia?
Él, bajando del tronco, rascándose la entrepierna y andando como si acabara de hacer el paris-dakar montado en un hipopótamo: No hombre no, si no ha sido nada; ya verás, si esto es un momento. Ven Rullé, mira, pon las manos así, como si fueran un estribo, para que pueda tomar impulso y encaramarme.
Yo: Ponlasmanosasí, ponlasmanosasí... Ramón, tuestástontooqué... novesquetevasamatar
Él, sonriendo a la rubia y arqueando las cejas, como quien tiene que soportar la compañía de un pobre imbécil: Venga Rullé, que esto es un momento.
Ella: uy, qué pantalones más ideales llevas...
Él, acercándose a mí y susurrando, satisfecho: ¿Has visto Rullé? ha dicho que visto de forma ideal.
Yo, uniendo las manos al estilo estribo, devolviendo el susurro: No es por desilusionarte, pero ella sólo ha hablado de los pantalones, no del conjunto...
Ramón, que se encarama con un pie sobre el improvisado estribo mientras hace equilibrios con el otro; se agarra a una rama con la mano izquierda y mete la derecha entre las hojas, tanteando.
Él: Ya lo tengo.
El gato: miauuuuuuuuuuuuuu.
Ella: Pápá se compró la semana pasada unos parecidos y le sientan de maravilla; ya te digo, me encantan las personas mayores que visten informalmente, tienen un aire tan... tan jovial...
Ramón, mirándome desde arriba, con cara de Marco-perdió-a-su-madre: Rullé... ... ¿me ha llamado "persona mayor"?
El gato: fusfriscataprispuspris.
Ramón, que pierde el equilibrio, me da un rodillazo en la oreja y se pega un guarrazo contra el suelo mientras una cosa peluda se revuelve en su mano, o más bien, en lo que queda de ella. Ahí tendido, con la camiseta medio rota y luciendo el muñón, se parece más al capitán-garfio-de-fin-de-semana-en-Chernovil que a Wally.
Yo: Chaval, me has dejado la oreja como una escalopa a la milanesa.
Él, colorao, tendido en el suelo panza arriba, con la boca medio abierta balbuceando: ... ¿me ha llamado "persona mayor"?...
Ella, cogiendo a la mascota-de-Chucky: Mi Puchiiiiiii, ¿te has hecho daño? miniiiinooo, qué susto te habrás dado al caer desde tan arriba, pobrecito miiiiiooooo, vámonos a casa que mami te pondrá un platito de leche.
Mientras se alejaba con la versión felina de Freddie Krugger amorrada a su escote, se giró un momento hacia nosotros y dijo:
- Muchísimas gracias por rescatar a mi pequeñín. Sois unos valientes.
Ramón, aún en el suelo, con la mano ensangrentada apuntando al cielo:
-... ¿has visto?, me ha tuteado... me ha llamado valiente...
Yo, rascándome la oreja, matizando:
- Nos, Ramón. Nos ha tuteado y nos ha llamado valientes; lo ha hecho símplemente por ser amable... venga, en pie, que como te mueras aquí aún tendremos que hacerte una estatua... al gilipollas sin fronteras...
-------------------
Ya en el bar, después de haber pasado por la enfermería, contemplando, que no comiendo aún, dos bocatas de tortilla y un par de cervezas.
- Rullé, ¿tu crees que tengo pinta de "persona mayor"?
- No tienes pinta de persona mayor, Ramón. Tienes una presencia normal, bastante típica digamos; quizás empiezas a parecer un poco cuarentón, pero sólo un poco... aunque oye, entre nosotros, a veces pareces un poco salido; resumiendo: que tienes la pinta del típico cuarentón salido.
- Entonces, ¿por eso me ha comparado en la forma de vestir con su padre?
- Ramón, desde que quedo contigo, mi vida se está convirtiendo en un déjà vu permanente. Estás como un poco obsesionado con esto de la edad.
- ¿Déjàqué?
- Déja lo -en vista de que parecía no tener mucha hambre, decidí coger el bocata más grande- mira, te voy a hacer un resumen, que se nos hace tarde y tengo un poco de prisa. Para empezar, resulta que teóricamente, por nuestra edad y la suya, podríamos ser los pápás de esa chica, así que no resulta extraño que nos compare con su padre. Y para acabar: ¿has oido alguna vez aquello de que el hábito no hace al monje?; o que, "aunque la mona se vista de seda..."
- ¿Mona se queda?
- Exacto. Sólo que en tu caso, Ramón, aunque te vistas de seda, cuarentón te quedas. Cuarentón, típico, salido... y además peligroso. Coño. ¡Que no me siento la oreja! ¡Pa habernos matao!

martes, septiembre 13

 
Vayapordios.
Pasé un día muy raro y me veía venir que esa noche sería terrible. La cabeza empezaba a dolerme y no hubiera podido soportar otra velada sin dormir, así que antes de acostarme dejé un gelocatil en el cajón de la mesilla de noche, por si lo necesitaba. Era ya de madrugada cuando, como temía, me despertó una terrible jaqueca. Medio dormido, abrí el cajón, me metí la pastilla en la boca y la engullí.
Creo que con las prisas y el cansancio me he tragado mi polla. ¿Y ahora con qué follo? ¿con el gelocatil? Vayapordios.

viernes, septiembre 9

 
Entre candilejas...
Me he despertado y me he encontrado viviendo dentro de una película.
Debo ser un actor bastante malo porque tengo un personaje mediocre, no soy el protagonista, no me acompaña ninguna chica-bombón, soy bajito y feo, y ya he pisado tres mierdas y me he estampado de bruces contra una farola.
El caso es que aún no sé en qué clase de historia me encuentro. Podría tratarse de una comedia barata, pero entonces saldría Bigote Arrocet, y creo que no está por aquí, porque aún estoy bien de los nervios. Tengo claro que no es una película X, porque el sexo escasea; y menos mal, que últimamente me dejo siempre la poya en un cajón de la mesilla de noche. Tampoco es una tragedia griega, porque los hombres no llevan falda y mi reloj de pulsera no es de sol.
No sé, estoy hecho un lío.
Tengo la esperanza de no encontrarme en una de aquellas historias de cataclismos apocalípticos, donde estás tan tranquilo cenando y, de repente, aparece una tormenta de rayos que lleva alienígenas montados en la punta; o un aerolito enorme con Bruce Willies sonriendo antes de morirse, que también hay que ser un poco marciano, o bastante gilipoyas.
O una de terror, de aquellas donde despiertas con una extremidad encadenada a una columna, con una sierra en la mano, y ya te ves venir que tarde o temprano tendrás que cortarte algo para escapar. O donde te persigue un loco con careta y una sierra mecánica. Tanta sierra debe tener algún significado subliminal, ¿no?...
También espero que no sea Charlie y la fábrica de chocolate, o pesadilla antes de Navidad; porque no me apetece nada tener que ahostiarme con Tim Burton para que me devuelva el dinero de las dos entradas al cine.
En fín, voy a ver si alguien se ha dejado por ahí olvidados los títulos, y me entero de una vez dónde estoy, quien soy, de dónde vengo y a dónde voy. En cuanto lo sepa, me bajo de esta película.

miércoles, septiembre 7

 
Un alivio, oye.
Esta mañana me he levantado tarde y con las prisas me he olvidado el pene en un cajón de la mesilla de noche. Al principio me sentía un poco raro, como si me faltara algo, pero en seguida me he acostumbrado a caminar con las piernas juntas y se me ha pasado.
Me ha cabreado un poco lo de tener que mear sentado, ¿es que no hay forma de que la gente apunte dentro o qué? y si se salpica, que un accidente lo tiene cualquiera, ¿tanto cuesta secar la taza?; ¡joder!.
Bueno, a parte de ese pequeño inconveniente, la verdad es que he tenido un día inusualmente tranquilo; he podido concentrarme en el trabajo, incluso cuando Claudia ha venido a comentarme un tema y, como suele hacer, me ha hundido una teta en la espalda. Bueno, a veces me clava literalmente las dos y lo paso un poco peor, me quedo con cara de imbecil y ella se va un poco enfadada; pero hoy no he tenido ningún problema y he podido atenderla sin embobarme, se ha ido encantada.
También, por primera vez en mucho tiempo, he podido pasear por la calle a mi rollo, pensando en mis cosas. Ese ansia en forma de scanner busca-ombligos-gomillas-y-canalillos ha dejado de gobernarme como por arte de magia. Vamos, me he sentido de nuevo como cuando tenía siete años, una gozada, de verdad. He disfrutado tanto, que creo que no me la voy a poner nunca más; la dejaré para siempre en el cajón de la mesilla de noche. Así, igual si se la encuentra la asistenta hasta se da un alegrón y la convierte en un objeto útil; porque, últimamente, la verdad es que yo sólo la usaba para mear y despistarme.
Y he pensado que para no tener que ir por ahí limpiando tazas de wc, igual me pego con loctite una cañita de plástico, de esas a rayas blancas y verdes, y asunto arreglado.

domingo, septiembre 4

 
Grandes enigmas de la humanidad...
- Dime, ¿porqué crees que siempre cabe alguien más en el corazón?
- Por la misma razón que siempre cabe un plato más en el lavavajillas.
- Vayapordios. No me creo que esto sea cosa de maña ni de fuerza, que lo sepas.

jueves, septiembre 1

 
Hoy...
Hoy he comido con un blog. No acostumbro a quedar con el primer blog que me encuentro, y menos para comer, no señor, que con la comida no se juega. Este no es uno cualquiera, hace ya tiempo que nos descubrimos en rincones opuestos de la red. Es de los que va descalzo por la vida con una sonrisa imponente, dibujando sentimientos en el aire con palabras, llamando a las cosas por su nombre y decidiendo a quien permite destrozarle o remendarle el alma.
He empezado a comentar en algún post y el blog me respondía; me he emocionado tanto que a ratos me olvidaba de respirar y casi se me corta la digestión. Al cerrar la sesión me he sentido un poco más recompuesto, con algún agujero menos en el corazón y con una sonrisa de tonto que no hay quien me la quite.
Ah, y lo mejor, hemos decidido tener un hijo, con lo que a mí me gusta hacer niños, vayapordios...

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