jueves, septiembre 26

 
Como zambullirte en una piscina de agua nítida y mullida cuando saltas con los ojos cerrados desde un trampolín. Como una lluvia pertinaz que sofoca un incendio. Como andar descalzo por el bosque haciendo crujir hojas secas. Como despertar a media noche, mirar el reloj, arroparte y volverte a dormir. Tras el desierto de mi dia, eres como agua azul (muy azul). Eres (mi) oasis. Y no (un) espejismo. Por eso, y por mucho más: I (we) won't give up (smoking?).


domingo, septiembre 22

 
Ya soy del equipo A
A de Alzheimer.
Hoy he comprado una entrada de cine por internet, cuando he llegado yo todo orgulloso con mi visa a la terminal de ticketmaster.com (desde aqui un fuerte abrazo a la puta  web de ticketmaster), la terminal, que es supereducadísima, me ha dicho que yo ahí no tenia entrada. Tras serios debates y conversaciones (más o menos animadas) con la terminal, ticketmaster, cinesa, y lamadrequelosparióatodosjuntos, hemos llegado a la conclusión de que yo había hecho la reserva en un cine de Oviedo. Pero como no me apetecia conducir 1200 kms y además el encargado de Cinesa era buen chaval, lo hemos podido arreglar. Y no, la peli de Steve Jobs no vale la pena, es mucho mejor el libro. 
Luego, a las quinientas, después de cenar pizza prefabricada en casa, me he dirigido al local donde se suponia que habia quedado con todo el mundo, pero resulta que no, que ese no era, era otro. Sé que "café de belgrado" no tiene nada que ver con "bohemia", pero estaria bien que los dueños de estos garitos entendieran que a mi edad sería todo más facil si a los locales les pusieran números (1-10), letras (a-z), o gumets de colores. A mí por bohemia hoy no me venia nada. Eso sí, hay que reconocer que en el "café de belgrado", se sirve de todo menos café. Y la cantante, cuando ha bajado del escenario, me ha clavado las tetas en el hombro y me ha sonreido. Yupiiii!
(It's a quarter after three, I'm all alone and I just need you now)

jueves, septiembre 5

 
De murallas y castillos
Todos trazamos murallas infranqueables a nuestro alrededor, como si fueramos un castilo. Murallas protegiendo nuestro corazón, murallas alrededor de nuestro día a día, gruesas paredes que guardan celosamente nuestra vida de las personas sin ética o sin escrúpulos que sólo buscan encontrar una brecha entre los muros para saquear tu ciudad, incendiarla y salir corriendo.
Pero todo castillo tiene puentes que a veces tendemos. Para salir a pasear y ser acariciados por los rayos del sol, para admirar las estrellas y sentir la noche, o para cobijar al viajero. En esas contadas ocasiones somos tan vulnerables como felices. Decimos: aqui tienes mi ciudad, haz de ella lo que quieras. Este es mi corazón, pícalo con ajo y perejil y haz croquetas. Esta es mi vida.
Y puede que permanezcamos vigilantes ante el puente levadizo, o puede que bajemos al guardia, y permitamos que invadan nuestra ciudad impunemente.
Lo importante es que hemos bajado el puente, y de repente nuestro corazón es una croqueta que cualquiera puede sostener en su mano y comer (si le apetece). O tirar a la basura. Lo importante, es que aún creamos en el amor y seamos capaces de bajar ese oxidado (o no) puente levadizo. Lo importante es que seamos capaces de sentirnos vulnerables de nuevo. Porque si no creyeramos en el amor, nunca seríamos vulnerables ni (paradójicamente) felices. Porque todos llevamos nuestra criptonita particular colgada del cuello. Esa que nos hace bajar los puentes levadizos.
http://youtu.be/eM213aMKTHg

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