jueves, julio 30

 
No sé si son malas o buenas noticias. Vuelvo a notar mis sentimientos. En forma de nudo en el estómago. Creo que vuelvo a estar en casa. Qué ilusión.


sábado, julio 25

 
Aquí estamos: las 5:40 y sin conseguir cerrar los ojos más allá de parpadear. Hoy he tenido un pensamiento profundo mientras meaba en el urinario de un bar de Sao Paulo (tócate los huevos). El pensamiento profundo es que, esta ciudad, sólo tiene belleza interior. Pero es tan fuerte, que te enamoras de ella. No por su perfil, ni por su nariz, ni por sus ojos. Te enamoras de ella por lo que lleva dentro: su gente. Un montón de gente encantadora. Si algún dia pasais la noche en Sao Paulo, no dejeis de entrar aqui, es lo más:



jueves, julio 23

 
Hoy he conocido a una chica guapísima que pretendía enseñarme a bailar samba. Pero me he dado cuenta de que sólo aprendo los pasos cuando me los enseña a distancia, cuando no me toca. Será que no sé hacer dos cosas a la vez, como soy hombre, qué se le va a hacer. Luego me ha llevado a un café que está abierto las 24 horas. Nos hemos bebido dos botellas de vino y mil cafés. Y claro, ahora son exactamente las 5:41 y no puedo dormir. Supongo que lo de bailar samba está muy sobrevalorado. Y lo de beber vino, también. Donde se ponga un kaipirinha (kaipiroska, sakerinha, mojitos. Hay mil, la de cultura que me he perdido, por dios), que se quite la fermentación natural. En un mercadillo encontré parte de los ingredientes. Y un camarero, con muchísima paciencia me ha enseñado a mezclarlos con dos vasos. Menuda fiesta los 3,500 primeros. Pero ahora que ya he aprendido, sólo me ducho de vez en cuando. Ducharse con mojito, mola. Que lo sepais.





domingo, julio 19

 
Muito obrigado.

A veces me quedo atrapado en los instantes, como un insecto en el ambar, o un feto en formol. Me quedo atrapado en el tiempo que no me pertenece. Como si fuera una estatua de sal, me fijo en los que tampoco se mueven en la pista de la discoteca. En los ausentes. En las gotas de sudor que ascienden (las puedo ver y contar). En las vibraciones de la música que acarician mi pie descalzo cuando descansa en el bafle. En los roces de los brazos frios de las chicas. En el fragor de la batalla de miradas calientes. En los mojitos helados. Me encantan los mojitos y me encanta este pais. Yo de aqui, no me voy ni loco, que lo sepais.

jueves, julio 16

 
Sinceramente, estoy hasta los mismísimos de mi.
El sábado me voy a Sao Paulo, no me hace especial ilusión, pero es asi. De hecho, últimamente nada me hace especial ilusión. Ni siquiera escribir. Pero es así.
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(Lo has dicho: te quiero, y ya no puedo vivir sin ti. Traza un plan, vive a fondo, porque esta es tu vida. Y quizá mañana se acabe. Anatomia de Grey)



domingo, julio 12

 
Salgo al balcón, dispuesto a no fumar, a no beber, a no pensar, dispuesto sólo a escuchar el silencio. Enciendo una vela, abro un libro, lo cierro. Enciendo la luz, abro el piano, lo cierro. Nada me consuela. Quizás sólo los recuerdos. El olor a verano. Mi vecina me llama (pssss, psssssss), y charlamos. Nada me consuela, pero me encanta salir al balcón en verano y echarte (me, nos) de menos.
Lights will guide you home, and ignite your bonds, and I will try to fix you.


jueves, julio 9

 
(Nunca sabes que estás vivendo el día más importante de tu vida, hasta que lo has vivido. Anatomia de Grey)
A veces se me acumula la vida en el estómago, en forma de sentimientos. En la piel, en forma de tatuaje invisible e indeleble, como un beso de verdad. En las pupilas, en forma de recuerdo imposible de olvidar. Y de repente, duermo tan poco, que no sé cómo me siento. Porque me he sentido tan bien, que ahora me siento fatal.

jueves, julio 2

 
Esta semana estoy de vacaciones en la playa. Ha habido un poco de todo: risas, lágrimas, sincerarme por enésima vez conmigo mismo, que ya tocaba. Y con los demás, que también tocaba. Y poco más. Ahora mismo estoy en el balcón del hotel, escribiendo, escuchando cada ola que rompe contra la orilla. Sintiendo cada soplo de brisa marina que acaricia mi cuerpo. Oliendo cada brizna de sal que se le escapa al mar. Cada ola, cada brisa y un permanente sabor a sal. Y si esto no es poesía, que venga Lorca y lo escriba.

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