sábado, marzo 30

 
Hoy al llegar a casa me he encontrado con una mosca enorme sentada en la mesa de la cocina. Me ha preguntado que qué horas eran estas de llegar a casa, que si no entiendo que ella también tiene sus necesidades, a la par que un ritmo de vida frenético. Yo he respondido que golpearse repetidamente en la cabeza contra la ventana del comedor no podia ser bueno. Y cómo se ha puesto. Me ha confesado que ya está cansada de comer mis sobras y de lamerme la piel a escondidas. Que ella también tiene sentimientos y quiere que la nuestra sea una relación formal, con largos paseos por la playa, cenas a la luz de las velas, ir a comprar al carrefour y pagar a medias una hipoteca. Reconozco que sería mi chica ideal si no fuera porque cuando menos te lo esperas se lava la cara sobre la mesa y chupa ávidamente los cristales de azucar que encuentra desparramados sobre el mantel. La parte buena es que con sus ojos compuestos podemos conectarnos a redtube.com y todos los viernes vemos porno con la esperanza de que finalmente encontremos algo en común entre los dos.

Welcome to my world 
Step right through the door 
Leave your tranquilizers at home 
You don't need them anymore 

All the drama queens are gone 
And the devil got this made 
He backed up and fled this town 
His master plan delayed 

And if you stay a while 
I'll penetrate your soul 
I'll bleed into your dreams 
You want to lose control 

I weep into your eyes 
I make your vision see 
I'll open endless skies 
And right your broken wings 

Welcome to my world 


miércoles, marzo 27

 
En dias como este, en que me encuentro completamente solo, el cielo amenaza lluvia y lo único que habita en el frigorífico es esa luz que ilumina el más absoluto de los vacíos, cierro las persianas de golpe, me calzo unos tejanos y unas zapatillas, y salgo de casa corriendo, con las llaves del coche en la mano. Me introduzco a través de la ranura de la puerta (siempre aparco demasiado cerca de la pared, no sé porqué nunca calculo bien esta clase de distancias. Ni cualquier otra tampoco) enciendo el motor, pongo en el cd mi canción favorita del día y salgo a la carretera con ganas de no volver. Pero pronto, la aguja indicadora del nivel de gasolina, la oscuridad incipiente de una tarde lluviosa y los gruñidos de mi estómago, me recuerdan que hoy no he hablado con el cactus y doy media vuelta para regresar a la luz que ilumina mi vacío, a las persianas que me aislan de la vida: a mi tan tormentosa como querida soledad.
http://youtu.be/YDAXl05rJNQ

viernes, marzo 22

 
Creo que soy mujer y lesbiana. Esto hubiera supuesto una gran ventaja si hubiera aceptado mi identidad sexual antes del dia de la mujer trabajadora, pero ahora la verdad es que no le veo más que inconvenientes: me encantan las chicas pero no todas son bisexuales, tengo que ir siempre superdepilada, y me he vuelto tan sensible que el otro dia casi se me caen las bragas al suelo cuando una rubia impresionante me pidió perdón por pisarme en el metro. Aunque debo reconocer que ser mujer y lesbiana es el menor de mis problemas: a veces soy regaliz de espiral negra. Y eso es mucho peor, porque es una mierda ser regaliz si nadie quiere chuparte. Para animarme, a veces contemplo a ese enorme abeto que se mece ante mi ventana, tan rígido e impávido, sin nadie que lo acaricie ni lo chupe, y me alegro un montón de ser mujer, regaliz espiral negra y lesbiana. Me alegro tanto, que monto fiestas afterhours con insectos en los cajones de mi cómoda. Mola mazo cuando enciendes la luz y todos salen corriendo despavoridos. Son como hombres.


domingo, marzo 3

 
Yo no he visto atacar naves en llamas más allá de Orión. Ni rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser (pero sí es cierto que todos estos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia... afortunadamente). 
He soñado que era Harrison Ford. Se trataba de uno de esos sueños en que constantemente tienes una extraña sensación de desasosiego y ansiedad, tan real, que la angustia crece y te invade hasta límites insospechados. En este caso, me la provocaba el sentirme diferente al resto de la gente que me rodeaba. Me molestaba que me observaran atentamente y con descaro. Algunos hasta se acercaban para tocarme y asegurarse de que era realmente humano. La sensación de agobio se acentuaba cuando me arrastraba literalmente un mar de gente al intentar cruzar de acera por unas calles tan iluminadas de noche que parecía que el sol nunca se hubiera puesto. Cuando conseguía escapar, abría la puerta de un restaurante donde servían comida local, buscando algo de calor y cobijo, pero me entraba un ataque de tos brutal provocado por el intenso humo reinante en el interior y no podía hablar  (parece ser que en mi sueño nadie ha pensado aún lo insalubre que resulta permitir fumar puros habanos en locales públicos cerrados, aunque sí han tenido a bien sustituir a los perros de verdad por robots, que dan menos cariño, pero adornan igual y ensucian mucho menos). Por suerte: los sueños, sueños son.



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