miércoles, mayo 28

 
Como la semana pasada me la pasé tumbado a la bartola, ayer tardé más de dos horas en encontrar mi mesa bajo aquella masa informe de papeles grapados, post-its de colores, cáscaras de naranja, cartas, faxes, informes, memorandums, mi nómina y un puñado de mocos verdes (desde aquí mi más sincero agradecimiento al hijodelagranputa compañero que tuvo el detalle de sonarse con mi nómina). Más que una mesa, aquello parecía una de las miles de infravaloradas e injustamente vilipendiadas obras de arte que adornan las rotondas de esta, nuestra españa profunda (tracatrá).
Y estaba yo concentrado en la encomiable labor de devolver al mundo de los muertos vivientes a mi querida mesa, cuando mi, no menos querido jefe, hizo acto de presencia portando una sonrisa de oreja a oreja.
- Qué Rullé, cómo va esa espalda.
- Pues aún me duele un poco.
- ¿Dónde te ha dado?, en la zona lumbar, me dijiste.
- Sí, aquí, cerca del puñal que me clavaste en la última reunión.
Y se partió de risa. Es un serio problema que tengo con mi jefe. Yo le hablo en serio, y él se lo toma a cachondeo. Creo que la próxima vez que me lo haga, me pido la baja por depresión. Y como era de esperar, no venía a interesarse por mi salud, así que la conversación siguió por otros derroteros:
Mi jefe: que estoooo, que resulta que la semana que viene tenia que ir a la universidad a impartir un seminario.
Yo: ¿Tenías?
Él: Sí, es que me ha surgido un viaje de última hora, y había pensado en que fueras tú por mí.
Yo: Claro, me parece una idea fenomenal, como todas las tuyas: me presento delante de un montón de gente que no conozco hablando de un tema sobre el que no tengo ni puta idea. Un planazo.
Él: ya sé que puede resultar algo cortante, vamos que puede llegar a intimidar un poco, pero seguro que lo harás bien. Si te incomoda hablar delante de tanta gente, simplemente imagínatelos a todos en una posición de inferioridad. Imagina, por ejemplo... que están todos completamente desnudos.
Y en ese preciso instante llegué a dos conclusiones: que mi jefe es imbecil, y que no sabe absolutamente nada sobre mí. Momento en que decidí que lo mejor era decirle que sí, que iría encantado, y dí por zanjada la conversación.
Así que, la semana que viene, me presentaré en la facultad y haré algo que mi querido jefe hace a la perfección: hablar de un tema sin tener ni puta idea. Y además, si tengo suerte y da la casualidad de que se alinean los astros y consigo decir algo coherente, estoy convencido de que me vendrá a la cabeza su sabio consejo: me los imaginaré a todos y a todas, desnudos. Así aparte de perder totalmente el hilo, empezar a babear como un idiota, poner cara de gilipollas y no dar pie con bola, igual me abalanzo sobre la primera fila de espectadores con los pantalones a la altura de los tobillos y me echan de la facultad por escándalo público, por intento de violación múltiple, por calvo y por impresentable. Hombrepordioscoñoya.

domingo, mayo 25

 
Hoy por fín he conseguido caminar sin arrastrarme por el suelo y sin que pareciera ir pidiendo limosna. Así que he decidido ir a comprar al super. Mi frigorífico era como un desierto. La verdad es que yo tampoco me siento muy lleno desde hace unos días. De hecho, esta mañana, la única diferencia entre el interior de mi nevera y el mío era que a ella se le encendía una luz al abrir la puerta.
Cuando siento esa especie de enorme hueco en mi interior, tiendo a aislarme de lo que me rodea, como si me envolviera en una capa de finísimo film transparente. De forma que aunque esté inmerso en un bullir de gente, me siento muy lejos de todo y de todos. Como si fuera un virus que flota en el aire a un milímetro de mil narices y nadie pudiera verme, ni se preocupara de mí.
En estos días tan extraños siento nostalgia, pero no en el sentido melancólico que origina un recuerdo o una pérdida. Es una nostalgia de futuro. Es tristeza por las personas que nunca conoceré. O por las que conocí, pero que nunca volveré a ver. Es una sensación que sólo me asalta a veces, pero que me devora las entrañas. Supongo que se trata de una nueva especie de nostalgia-solitaria, que te come lentamente por dentro, y que esa es la razón de que en ocasiones como estas sienta un terrible vacío en mi interior.

martes, mayo 20

 
Ayer por la mañana, cuando sonó el despertador, intenté incorporarme y me fallaron las piernas. Sentí un dolor terrible en la espalda y una especie de insoportable presión sobre los riñones que me obligó a tumbarme de nuevo en la cama, tal cual estaba. No serán, ya de por sí bastante jodidos los lunes, como para que encima tu cuerpo te ponga pegas. Total, que llevo dos días así, tumbado, y no me atrevo ni a mover una ceja por si acaso me vuelve a dar el arrechucho. Creo que ya que estamos puestos, no salgo de la cama hasta el viernes. Por suerte, soy de los que aguanta bien el pis. O eso decía mi madre.

viernes, mayo 16

 
(Hace días que me siento un poco perdido. Supongo que te echo de menos, aunque no pare de hacer mil cosas. Igual la actividad del resto de mi cuerpo no interfiere con lo que el corazón dicta. Quizás sea algo pasajero (me digo) como tantas otras veces. Pero me siento tan pegado a ti, que a veces desespero).
Hoy estaba esperando, sentado a la sombra de un árbol, en una avenida, y mientras veía a la gente pasar, me habré enamorado unos mil millones de veces. De la que iba subida a las plataformas. De la de las medias con tomates. De la que surfeaba detrás de su perro. De la que me sonreía. De la de las tetas enormes. De la que se ha sentado a mi lado y me ha pedido fuego. Y he llegado a la conclusión de que follar poco, te vuelve romántico.



lunes, mayo 12

 
Esta mañana.
Esta mañana me he levantado con esta canción sonando en la cabeza:
http://www.youtube.com/watch?v=XH3vvXi8k8M
Y contigo. Y no me la puedo quitar. Ni a ti. Que no hay manera. Y eso que he contado al revés, bebido vasos de agua cabeza abajo, aguantado la respiración y contado hasta veinte. Pero la canción y tú, seguís ahí. Sonando y resonando, eternamente, como si nunca fuerais a parar. Y no he dado pie con bola en el curro. No puedo dejar de pensar en ella. Ni tampoco en ti. Menudo subidón, y menudo plan.

jueves, mayo 8

 
Mi jefe.
De un tiempo a esta parte, noto que cuando mi jefe me habla, se pone más tenso que un perro en la cocina de un restaurante chino. Y no sé muy bien porqué.
Y eso que sólo viene a verme una vez al mes. Pero cuando lo hace, se pone rojo como un tomate. Y nos pillamos unos cabreos hipersónicos que nos duran más de tres días. No sé. Quizás soy yo el primer hombre en la historia que no tiene claro si lo que tiene es un jefe, o la menstruación.

lunes, mayo 5

 
Dios.
el amor de mi vida, y yo comiéndomelas a la plancha. Seré idiota!

http://www.adn.es/local/barcelona/20080428/NWS-2737-Aquarium-apareamiento-sepias.html

jueves, mayo 1

 
sin ti.
Qué eternas se hacen las horas sin ti. Los dias pasan lentos. Cada despertar es un lunes que se repite. Como si me hubiera enquistado en una especie de vida latente. Catatónica. Lacónica. De vida sin vida. De días sin sol. De dormir despierto. De despertar dormido. Aletargado. De verdad que estoy deseando aprender, algún día, a vivir sin ti.



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