miércoles, mayo 31

 
Hay veces en que me siento como uno de esos corredores apurados que adelantan la cabeza para llegar el primero a la meta. Otras, me gustaría dejar de pensar para poder concentrarme (esto último parece una frase inventada por un fabricante de sopicaldos, igual que la de "la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma", pero no lo es).
Tras el amago de pornoblog, como tan acertadamente ha calificado ultrasónica, en que empezó a convertirse esto ayer; y admitiendo que lunarroja tiene razón, que ya era hora de que por fín todo volviera a su sitio y, sobre todo, agradeciendo vuestros comentarios que realmente son lo mejor de este blog: he decidido cortármela. La cabeza, por supuesto, porque mi polla es una mandada y no tiene la culpa de nada. Y voy a meterla en la nevera un buen rato (la cabeza, de nuevo) entre tomates y cebollas, a ver si se le pega algo, llora un poco y deja de dar por culo con tanto pensar en verde.
Este blog se cierra hasta que me dé la gana, que probablemente será mañana mismo.
Besos y abrazos.

martes, mayo 30

 
A veces me sorprendo, con esta cara de niño de no haber roto nunca un plato. Pero te deseo, te arrancaría el vestido de cuajo, pasearía la lengua por la humedad de tu tanga, te emparedaría contra tu espalda; pezón contra pezón; lengua contra lengua, corazón contra corazón, pierna contra pierna. Me frotaría saboreando cada poro de tu cuerpo, cada centímetro, cada susurro, cada escalofrio, cada verso. Te penetraría hasta sentir que toco tu alma. El pene crece, te invade, te llena, te siente. Y ver como tiembla la barbilla, como se cierran ojos de resorte de muñeca; como gritas, como arañas, como suplicas que me corra en tu espalda. Como te das la vuelta, me miras, me acaricias y sonries. Te deseo.

lunes, mayo 29

 
Mi vecino se llama Hassan, dicen que vino de Marruecos en una patera, pero a mí nunca me ha interesado tanto cómo se llega a los sitios como si se es feliz en ellos. Él lo parece, porque siempre sonrie. Aún no domina el castellano, y a mí me cuesta tanto recordarlo. El otro día, cuando llamó a la puerta y me dijo si sería tan amable de enseñarle la rajilla en el patio, sentí una especie de sudor frio recorriendo la espalda y empecé a guiñar un ojo, como el de martes y trece con la empanadilla. Hasta que caí en la cuenta de que probablemente se refería a la rejilla del sumidero; que en su patio él no tiene. Y sí, era eso, ayquésustotú.

viernes, mayo 26

 
En la empresa donde curro hay una norma no escrita en ningún manual pero que es conocidísima. Indica que los jueves; día en que una horda de Trolls se viste con camisetas fosforito, calza botas con tacos, persigue un objeto esférico y maltrata la hierba (que digo yo, que ya puestos, si en lugar de dedicarse a pisarla, se la fumaran, otro gallo nos cantaria); los mortales-no-trolls-masculinos deben utilizar el vestuario de las féminas que se encuentra junto al campo de fútbol. Más que nada, porque es un poco desagradable salir de la ducha y que veintidos tios peludos, sudados y embarrados, se limpien las botas en tu culo mientras flipan haciendo rebotar el balón contra las taquillas, patapapumba-patapapumba-ayquérisatú.
Las normas no escritas tienen un problema: que deben contar con un tiempo de aprendizaje. Por eso, si se forma parte del colectivo rubias-extranjeras-bombón que hace poco que trabajan en la compañía, es posible que no se conozcan reglas obvias; como que cada jueves, te guste o no, aquí se come paella; y mira, además, si eres mujer y te quieres duchar, se ruega que lo hagas en el interior del edificio y no junto al campo de futbol.
Hasta aquí todo claro. Incluso yo puedo entenderlo perfectamente.
Lo que no me acabo de explicar es que entren en el vestuario las ket-chup-suecas, se despeloten, hagan chistes, se carcajeen, enjabonen, muevan las tetas a ritmo de samba bajo la ducha, canten, bailen, más chistes, más carcajeo, quemiramipelusilla, quemiralamia, se sequen, se vistan y se vayan; mientras una especie de estatua de simio de bronce petrificada las contempla con la boca abierta, las pelotillas colgando y una toalla arrugada en la mano.
Me he quedado con las ganas de preguntarles si realmente no me habían visto, o simplemente me estaban ignorado. Que yo ya sabía que a los 40 te vuelves invisible, pero no pensaba que tanto.
Y qué lastima no haber hecho unas fotos; primero, porque Ramón no se lo va a creer; y segundo, porque esto es lo más cerca que nunca estaré yo de haber participado en una orgia. Ayquépenatú.

jueves, mayo 25

 
Hoy me he dejado unas cuantas cosas en las esquinas de Madrid. Las ganas de que me den un libro y de que me dejen plantado. Un beso de fresa en un rincón del metro. Un tira y afloja con sonrisas en la calle. Dos ojazos que rian por no llorar. Un trocito de mi. Cuando te rozas intensamente, siempre acabas perdiendo algo de ti. Pero creo que esta vez debe haber sido algo muy grande, porque ahora mismo siento dentro un vacío enorme que crece por momentos, como cuando tienes hambre y te da la impresión de que tu propio estómago te está devorando. No sé, o estoy triste, o soy un globo que alguien está inflando y en cualquier momento explotarà.

martes, mayo 23

 
Llevo meses buscándome excusas para ir a visitar Madrid. Porque echo de menos sus calles y su gente, su vida y su muerte. Porque me apetece que me regalen un libro exagerado. Porque quiero descubrir el lado oculto de la luna. Porque Poulain hace tiempo que no me deja plantado. Pero mi jefe siempre encuentra una buena excusa para impedirlo: que no hay dinero, que no es buen momento, que-en-cambio-deberías-irte-a-...
Hasta que hoy por la tarde, cuando me iba, se acerca, me mira con cara de Heidi en el columpio, y me dice que mañana igual debería ir a Madrid; pero que hasta pasado el medio día no me lo podrá confirmar, que me prepare por si acaso. Y ¿qué me voy a preparar? ¿un bocadillo de calamares? ¿la cantimplora? ¿me lavo los pies? ¿me hago un piercing?
Y es que, o nos organizamos con un poco de tiempo, o un servidor no va a tener nunca una vida social digna(hombrepordioscoñoya).

lunes, mayo 22

 
Me he comprado un avión a reacción para ir a currar. Es de color plateado y hace tanto ruido que puedo ver por el rabillo del ojo cómo me siguen las miradas de la gente al pasar. Subo, bajo, hago un riff; me entretengo; pongo la música del radiocassete a toda pastilla, me he comprado el último del fari; qué voz y qué carátula, me voy a hacer un poster DIN A4 para colgarlo en la ventanilla trasera, al lado del perrito piloto que mueve la cabeza. El único problema es que cada vez que aparco delante de casa, sale la portera muy enfadada diciendo que con los gases de propulsión le despeino a los niños, que está harta y me va a denunciar. Luego sobrevuelo la acera y le recojo las hojas secas. Sonrie y pone cara de otro cantar.

viernes, mayo 19

 
Hará cosa de un mes, decidí volver a ponerme la polla. Y la verdad es que, desde que la llevo, sólo pienso con ella y entiendo muchas cosas.

jueves, mayo 18

 
El número Pho.
Hoy he visto anunciado el estreno de la película "el código Da Vinci" y me he acordado del número Phi. Una vez, en clase de mates, me explicaron que la serie de fibonnaci se caracteriza porque el cociente entre un número y su inmediato anterior se aproxima a Phi, un dato curioso que la hizo famosa. Así que hoy me he dispuesto a encontrar un nuevo número mágico que legar a la humanidad y no he tardado mucho en dar con el número Pho. El número Pho (Pho de follar) determina los días que, de media, pasan entre un polvo y el siguiente, y es directamente proporcional, con un factor de uno, a la edad del sujeto. En mi caso: tengo 41 años y, si existe el número Pho, de media pasarán unos 41 días entre mis relaciones sexuales, lo cual quiere decir que follaré unas 9 veces al año. Perfecto, en mi caso se cumple. Un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad. Y así estaba yo, tan feliz con mi nuevo número Pho, cuando a venido mi jefe y me ha desmontado toda la demostración en un plis-plas. Porque he caído en la cuenta de que resulta que tiene más o menos mi edad, y en cambio se pasa todo el día dándome por el culo. Mi gran teoría por los suelos, ayquépenatú.

miércoles, mayo 17

 
Esta noche me han despertado unos gritos. Aullidos más bien. He escuchado atentamente aguantando la respiración; parecían venir del salón. No soy ningún hérore, pero hay cosas que deben aclararse en el momento, o si no, luego es peor. Así que he encendido la luz y he bajado desnudo. En mi habitación hace mucho calor y, ya en mayo, o te acuestas en pelotas o no pegas ojo hasta bien entrada la noche. En seguida he encontrado el origen del jaleo. Era una página web que al cerrar el portátil se quedó pillada entre la pantalla y el teclado. He intentado abrir de nuevo el PC para soltarla, pero la página estaba tan indignada y dolida que no paraba de insultarme. Incluso ha intentado morderme la polla. Como resulta que las páginas web no tienen dientes, al final hemos pasado un buen rato. Se ha fumado un cigarrillo y me ha preguntado si esta noche repetiremos. Y estoy hecho un lio, porque ha estado bien, pero tampoco conviene abusar del cibersexo, que luego te dicen que eres un enfermo y te hacen una canción.

martes, mayo 16

 
Creo que debe ser
por la hora,
tardía;
por la estancia,
vacía.
Porque a veces mi respiración encoge,
y sin saber muy bien porqué,
tu alma y mis sueños
menguan también.
En nuestra cabeza
creamos una máquina del tiempo,
que nos transporta al pasado
de la mano de recuerdos,
y nos llevará al futuro
abrazados a lo que quede de nuestros sueños.
Nada existe;
ninguno de los dos.
Ni sueños.
Ni futuro.
Ni tú,
ni yo.
Quizás nada sea,
ni respire
más allá de lo que vivamos;
hoy;
y nuestro presente dure lo que
un batir de alas en el cielo.
Quizás
necesite partir,
dejar,
olvidar,
morir.
Quizás necesite
dejar de ser parte de ti.

lunes, mayo 15

 
Queridos y queridas, estoy hasta los mismísimos de que me exploten. En el curro, en casa, en el banco, y en otros lugares que no vendrían al caso. Así que, a partir de este preciso instante, acabo de decidir que aquí el único que me explota soy yo. Haced el favor de apartaros, no vaya a ser que os despeine con la onda expansiva y os salpique de sangre.

viernes, mayo 12

 
Me he dormido en el metro; debe hacer siglos que debería haberme bajado, porque no reconozco las estaciones que van pasando como bajo la luz del flash, ante mi nariz. Dos travestidos se han sentado unos asientos delante de mí. Hay que tener valor para echarse al mundo con esa pinta, no creo haber conocido en mi vida a nadie con tantas pelotas. Me miran y parpadean. Sonrio, les devuelvo el parpadeo; pero el mio debe sonar a conjuntivitis, o a mota en un ojo; porque rien y se dan codazos. Decido apearme, necesito aire fresco; no por ellos, por mí. No reconozco el nombre de la próxima parada que anuncia esa voz de lata que, en su día, debió pertenecer a una mujer que perdió la nariz. La palanca de la puerta no funciona y tengo que correr hasta la de al lado; alguien la dejó abierta. Las paredes de la estación están llenas de grafitis sin gracia, de pollas mal dibujadas y firmas imposibles. Un anuncio de sujetadores medio roto me mira. Necesito aire. Creo que me sangra la nariz, porque tengo la sensación de que algo caliente y dulzón se desliza dentro de mí dejando un rastro extraño. Voy a coger la mochila en busca de un pañuelo y me doy cuenta de que me la he dejado olvidada en el vagón. Si consigo saber a dónde he ido a parar, me pasaré el resto de la noche cancelando tarjetas de crédito. Mientras, intentaré contener una mierda de hemorragia nasal mirando al techo y me preguntaré porqué no invité a aquellos dos travestis a cenar.

jueves, mayo 11

 
Esta mañana me he levantado con una oreja que palpitaba sin cesar, estaba ansiosa perdida, como marcando en voz alta los segundos que estábamos perdiendo juntos. Ha conseguido ponerme tan de los nervios, que me la he empezado a tocar y por la tarde no había diferencia alguna entre ella y una escalopa de ternera. Y ahora no sé si cortármela y dedicarme a la pintura o enviársela al Arguiñano.

miércoles, mayo 10

 
La semana pasada decidí que necesitaba darle a mi vida una buena mano de pintura; así que, para prepararlo todo, he estado guardando mis recuerdos en cajas de cartón. Al principio no sabía muy bien si ordenarlos por orden cronológico, o por grupos: los amargos, los dulces, los asépticos, los que duelen, los que hacen reir, los que excitan, los olvidados...
Como soy un poco despistado y tiendo a dejarlo todo para el último momento, hoy, con las prisas, he tenido que acabar poniendolos a barullo en unas cuantas cajas de cartón. Y ahora que los veo ahí, amontonados, tan recogiditos, tengo la tentación de hacer borrón y cuenta nueva. Y tirarlos a la basura para volver a empezar. Y lo haría, si no fuera por que, con esto del reciclaje, no sabría si echarlos al contenedor del vidrio, del papel, o al de los resíduos orgánicos. Hombrepordios, ya se veia venir que tanta organización con los desperdícios no podía ser buena.

martes, mayo 9

 
Desde que sé que vivo en una pecera, intento no acercarme demasiado al cristal para mirarte, porque se empaña con el baho de mi aliento y, de repente no te veo; ni a ti, ni a nada.

lunes, mayo 8

 
Esta mañana me encontraba un poco flojo y lo veía todo negro; hasta que al ir a afeitarme he descubierto que me había convertido en unas natillas de chocolate. Y la verdad es que lo estoy pasando un poco mal, porque es casi imposible resistirse a la tentación de chuparse los dedos, y como me despiste y lo haga, no voy a saber parar y me voy a comer entero.

viernes, mayo 5

 
Esta semana estoy haciendo un cursillo en el curro. Como en todos los demás que he tenido que sufrir, te explican que con un pequeño cambio de costumbres o con una forma diferente de abordar los conflictos, puedes garantizar la solución a casi todos tus problemas. El truco de este consiste en enseñarte a hacer diagramas de tareas, a organizarlas en el tiempo, y a asignarlas a quien corresponda. Una vez construido el plan, si hubiera desviaciones, lo único que debe hacerse es notificarlo a quien pueda tomar acciones y, de esta forma, todo vuelve a encajar en el plan original y los objetivos acaban cumpliéndose en el plazo acordado y al coste establecido.
He visto la luz, así que me acabo de planificar el resto de mi vida y ahora, si algún capullo me cambia las prioridades, me reduce el capital, me altera los objetivos o, simplemente, me muero antes de acabar, lo único que tengo que hacer es llamar a alguien para que tome acciones y lo arregle. Miratúquéfácil, ahora sólo me falta saber a quién llamar. La verdad es que con un buen plan en la mano se duerme más tranquilo.

jueves, mayo 4

 
Este fin de semana fui al decathlon; necesitaba ropa de deporte nueva. Encontré una camiseta de Nike que levantaba las tetas, la autoestima y marcaba abdominales. Me la probé y no me la compré porque no sabía si debía ponérmela para correr o para correme.

miércoles, mayo 3

 
"el cibersexo no quema, pero abriga".

martes, mayo 2

 
Me he obsesionado con los post cortos, y este ya se me está haciendo demasiado largo.

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