sábado, marzo 27

 
El amor es como la masa de las croquetas. Da igual que sean de pollo o de jamón. La masa siempre necesita un tiempo: 20 minutos. 20 minutos para que decidas si sigues con ella, o si pasas. Pero mientras tanto, la amasas, le echas sal, pimienta, y cuando ves que languidece, añades leche. A veces se te pega en la pala o en la sartén, a veces no. El amor también a veces se te pega en el corazón, y a veces no. Y cuando acabas de amasarla, la dejas enfriar. Un dia. Y la observas desde lejos. La pruebas. Y entonces decides si está buena, o si no merece la pena. Pero si merece la pena, te pones a dar forma a las croquetas. A rebozarlas, a freirlas, a secarlas en papel de cocina. Y a comértelas. Y dan tanto curro, y lo haces con tanta ilusión, que jode que a veces salgan horribles. Porque la verdad, es que si no te encantan las croquetas, o el amor. Es que ni los empiezas. Con el trabajo que dan, y lo poco agradecidas que son.



lunes, marzo 22

 
Cuando nacemos, si rompemos a llorar todo el mundo se preocupa por nosotros. Todos se desviven por consolarnos. Aprendes que si lloras, alguien te entenderá y te hará sentir bien. Pero de repente, un día, alguien decide que por mucho que llores, no te saldrás con la tuya. Y a partir de ese instante, tus lágrimas yo no provocan mimos, ni abrazos, ni consiguen que alguien venga a arroparte cuando tienes frio. Es entonces cuando empezamos a aprender, amargamente, que llorar no sirve para nada. Que por muchas lágrimas que derramemos, nadie nos entenderá, ni se preocupará por nosotros. Y lo aprendemos tan bien, que se nos olvida llorar. Y sólo lo hacemos a veces, y cuando nadie nos ve.


sábado, marzo 20

 
soy un perro, me encantan las caricias, los besos, los abrazos. Pero de las palabras, sólo entiendo el tono.

martes, marzo 16

 
Forever young.
Supongo que en la vida llega un momento en el que te conviertes en adulto. De repente, puedes votar, beber, fumar, follar, trabajar, desilusionarte, caer, levantarte, hundirte. Y otras cosas (no se me ocurren muchas más, aparte de limpiar el retrete) que suelen hacer los adultos. De pronto se espera que seas responsable. Que crezcas. Y obedientemente maduramos. Nos hacemos mayores. Responsables. Pero nunca lo hacemos del todo. Es imposible ser perfecto. Igual en ciertos aspectos sí que nos hacemos adultos. Quizás nos casamos. Tal vez nos divorciamos. Pero en general seguimos con los mismos problemas que cuando teníamos 15 años: por mucho que crezcamos y maduremos, seguimos tropezando. Dudando. Devorados por la inseguridad. Es el encanto que tiene conservarse etérnamente joven: cagarte de miedo cada vez que suena el despertador, o cuando el amor de tu vida te dice que te quiere mirandote a los ojos.



Es el videoclip más patético de la historia de la humanidad, pero me encanta la canción, y además, pegaba con el post.


jueves, marzo 11

 
Antes de ayer, era uno de esos dias en que está a punto de nevar y el aire está tan cargado de electricidad que casi puedes oirla. Cruzaba la acera con cuidado de no resbalar, y esa bolsa de papel empezó a bailar conmigo, con mis piernas, con mi cara, con mi cuerpo. Zambulléndose en el aire sobre mi. Como si fuera un niño que se lanza a una piscina sobre su padre. Y me sentí bien, paradojicamente, animado por lo inanimado.
Este blog es sólo una triste excusa (lo sé) para escribir recuerdos. Pero me ayuda a no olvidar que existe belleza en el mundo. Y hay tanta, que me da miedo perdérmela, y es entonces cuando siento que mi corazón se derrumba. Y mi único consuelo es aislarme del mundo y escribir. Aqui. Sobre una bolsa de papel que un día bailó conmigo.
Si no tienes idea de qué hablo, no te preocupes, algún día la tendrás. Mientras tanto: abrázate a la primera bolsa de papel que intente bailar contigo en la calle, a ver qué tal.


lunes, marzo 8

 
Magnetismo animal
Me mira a los ojos. Me acaricia con la lengua. Palpa cada rincón de mi cuerpo con su cuerpo. Traba mis piernas con las suyas. Abre la boca, me saborea y sonrie. Los dos sabemos que los dias normales, que empiezan como otro cualquiera, son al final los más importantes. Los dos sabemos que los dias importantes nunca son como los imaginas en tu cabeza. Es domingo. Llueve, y cada gota de nostalgia que recogen los charcos, parece que vaya a hacerlos rebosar. Ella me asedia con pasión animal. Cada domingo. Es un dálmata del tamaño de un caballo. Me espera al borde del camino, y cuando me cruzo con ella corriendo, se abalanza sobre mi. "No muerde", dice su dueña. Yo, de momento, tampoco.



jueves, marzo 4

 
Estoy perdiendo la memoria. No sé si por el paso de los años, o por el paso del alcohol. Por el paso de las penas, o porque siempre me pierdo imaginando una vida mejor que no es la mia. El caso es que olvido cosas esenciales, vitales. Como el mar que lo rodea, las vidas que palpitan, o las canciones que lo decoran. A veces olvido todo lo que adorna los sitios que me importan. Sitios donde me siento vivir. Donde me siento yo. Donde el latir del corazón, lejos de molestar, cobija. Y me pasa también con las personas. Estoy perdiendo la memoria, y por eso escribo mi diario en un blog. No porque tenga la esperanza de reconciliarme conmigo mismo algún día. Más que nada por recordarme constantemente lo idiota que soy.


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