domingo, octubre 31

 
Cambio
Hoy: el viento, el cielo y las nubes han bailado conmigo. Y Silvia me ha recordado que he cambiado. Ya no me reconozco. Antes era guapo y divertido. Ahora no.
http://www.youtube.com/user/KeaneVEVO#p/u/14/lKrFfp67NDQ

miércoles, octubre 27

 
Hoy el viento ha llegado, ha soplado, ha arrasado. Mi alma. Me ha torcido de lado a lado, mecido el pelo, arrancado las hojas secas, acariciado la nuca. Me ha revuelto los pies. Zancadillas de tacones para tropezar con tus ojos. Pronunciar nombres propios en voz alta, para escuchar como el eco te devuelve otro con más colores. Buscar el cerrojo que abre tu boca, tu mirada, el baile de tus piernas (tendrá pis?). Sonrisas, roces, prisas. Efímeros encuentros y grandes despedidas.

jueves, octubre 21

 
Esta semana ha sido bastante caótica. Y ecléctica. Este absurdo clima reinante, de calor y frio, me confunde ante las puertas del armario, siempre me pongo lo que no toca. Ayer me inscribí en la maratón de Barcelona, y si en Marzo sigo corriendo, sigo vivo, o las dos cosas a la vez, me tocará sufrir. Hoy he cambiado las cuerdas a la stratocaster, y el fin de semana saqué brillo al suelo de todo el piso, aunque ahora ya no luce nada. Aparte de tan notables efemérides, he constatado tres cosas: mi escepticismo ante el amor eterno sigue aferrado a mi ombligo. Odio ver la televisión. Y no creo en Dios. Así que definitivamente he abandonado los tres recursos más socorridos por los humanos para que la vida se antoje más fácil. El amor eterno ayuda a olvidar la dolorosa tarea de soportarnos a nosotros mismos, de entendernos y de querernos: lo hace otro por ti, es un chollazo. Por otra parte, la televisión te ancla permanentemente al presente y evitas así la extenuante necesidad de planear constantemente el mañana, y de pensar en el pasado que siempre pone trabas en los pies, son 24 imágenes por segundo que encarcelan la mirada liberando al espíritu de la necesidad de hablarse con los otros cuatro sentidos. Dios, por último (y perdonad por la longitud del post, pero hoy necesitaba vomitar), acaricia desde el más allá nuestro pelaje de mamíferos y nos promete una recompensa eterna a cambio de que olvidemos la insoportable perspectiva material de que algún día todos nuestros ínfimos placeres terrenales desaparecerán para siempre. Y con ellos nosotros (caspa incluida) y nuestros sueños.
Por tanto, habiendo elegido vivir sin amor incondicional, sin narcótico diario y sin perspectiva de que mis pequeños placeres y mis sueños duren para siempre, creo que no he elegido la via de la facilidad para pasar por este mundo. Lo cual, no es muy inteligente por mi parte que digamos. Pero es que yo, inteligente, no soy.

jueves, octubre 14

 
El viernes decidí dejarme barba, y esta mañana me la he afeitado. El sábado me compré en el media market una antena wifi (supermirafiori) que ayer devolví. El domingo por la mañana me reconcilié con dios, y por la tarde lo cambié de nuevo por una vela y mi yo imaginario. Hoy me he enamorado unas trescientas veces (doscientas noventa y nueve para no exagerar) pero sigo soñando con enamorarme mañana trescientas veces más. Y ahora que tengo claro que soy radical, que no me aclaro, que hablo solo y que necesito bromuro a diario. Me gustaría saber si ya he tocado fondo, o aún no. Más que nada, por hacer planes.

lunes, octubre 11

 
Ayer fui a la sirena, y la cajera se estaba comiendo un helado de turrón, así que he supuesto que no me echaba los tejos y realmente se lo come todo. Hoy, al caer la tarde, cuando la calle empezaba a oscurecer, he ordenado mi casa, he limpiado los baños, me he rodeado de libros, he encendido una vela, he puesto un disco. Las velas y los discos siempre huelen y suenan con notas que nunca seré, y por eso me gusta vivirlas. Y me he sentado en el suelo, a leer, oler y escuchar. Pero a veces es tan facil quebrar el equilibrio, que necesito levantarme de la alfombra, cerrar las ventanas y salir de allí. Buscar de nuevo la soledad, de verdad, esa que encuentras en compañía de mil y de nadie.

martes, octubre 5

 
Hoy la cajera de la sirena me ha dicho que ella no tenia manias y que hacía tiempo que se lo comia todo. No sé si era una indirecta. O hablaba de la vida. O del carpaccio de gambas, que no hay por dónde cogerlo, en fin. Otro dia intento pensar menos y le pregunto.

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