sábado, octubre 22

 
Viviendo al límite (2)
Hoy el día ha amanecido gris, casi tanto como yo. Antes del desayuno he notado que empezaba a gestarse sobre mi ombligo el ojo de una tormenta tropical. A medio día el desastre era tan inminente que he decidido declararlo huracán, pero no me he atrevido a ponerle nombre, porque nunca se me ha dado bien etiquetar fenómenos atmosféricos. Tendré que hacer un curso. O dos.
El caso es que ha alcanzado su cénit hacia las siete de la tarde, cuando la cajera de la sirena me ha mirado fijamente a los ojos, humedeciéndose los labios y arqueando sensualmente las cejas, para susurrarme que tenia el bacalao en oferta. 
Llevo toda la tarde dándole vueltas y la verdad, no lo acabo de superar, ni mi huracán tampoco. En cualquier caso, mañana a primera hora los dos nos plantaremos en la sirena, por si resulta que la cajera es aficionada a los eufemismos. Aunque a estas alturas, lo único que espero es que cuando acabe tanto desastre natural sobre mi ombligo, mis uñas recuperaren su blanco original. De verdad se sentia así James Dean?
https://youtu.be/AOBs8dU4Pb8

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