miércoles, agosto 25

 
Confesiones (porque todos los finales son el mismo repetido):
Hace tiempo que no puedo comer carne roja. El pollo y el pescado aún, por quedar bien con mi conciencia, pero con el resto no hay manera. Y me siento mal cuando los que se sientan a comer conmigo, me hacen notar que comer sólo verdura es de raros.
También, hace tiempo que no tengo sexo. Me encanta oler, saborear, rozar. Pero empiezo a no sentir nada por cualquier cosa que vaya un poco más allá.
Así que tengo dos problemas que podrían resumirse en uno: He aborrecido la carne.
Que alguien esconda los espárragos del gigante verde, por si resulta que soy gay.

lunes, agosto 23

 
Reconozco que en estas noches tardías de Agosto, en las que no hago más que dar vueltas en la cama, suelo recurrir a ese somnífero que se dispensa sin receta: recordar las sobremesas con mi madre.

miércoles, agosto 18

 
- "Madre del amor hermoso".
- "Cáspita, rayos y centellas".
- "Por la virgen, San Cosme y todos los Santos benditos del cielo".
- "Jovencito, esa respuesta resulta a todas luces impropia de un vástago"
Otra semana más de vacaciones con mi madre y acabo una tesis doctoral sobre lenguas muertas.

miércoles, agosto 11

 
Creo que hoy he descubierto porqué me encanta Anatomia de Grey. No es por las situaciones repetidas que van, eternamente, del pasado: soyenfermoterminalysinremedio, al futuro: me hancuradoostiaquébien (o, aghhhhhhhhhmemueroquéputada). Me encanta por la voz en off, que te devuelve siempre al presente. Y es que cuesta tanto vivir el presente, que mola que alguien te traiga a él, aunque sea durante un instante.
Por eso, cuando esta tarde cruzaba por delante de la parada del autobús, donde esperaban sentadas aquellos tres bombonazos mirándose las uñas, y he tropezado con el bordillo de la acera para darme el guarrazo de mi vida, me he puesto contentísimo.
Por tres motivos.
Primero, porque el ostión me ha devuelto al presente (Aleluya). Segundo, porque las tres chicas han dejado de mirarse las uñas para clavar su mirada en mi, y he decubierto que no siempre soy invisible (dejo de escribir un momento y hago la ola). Y tercero, porque hoy, después de mucho tiempo, mi presencia ha despertado sentimientos en tres chicas impresionantes ("ostia, pobre hombre que se mata" -dolor-; "será idiota" -compasión-; "juauajuajuajaujauaaaaaaa, qué pedazo de ostiaaaaaaaaaaaaaaa" -admiración-).
En fín.

sábado, agosto 7

 
Ya he vuelto de vacaciones, y me he encontrado con la comunidad revolucionada. Resulta que en la puerta de al lado, se ha instalado una chica que monta unos fiestorros impresionantes cada noche. Y a mí me parece fenomenal. Existe vida más allá de las diez! (Yupi). Pero mi vecino del otro lado no debe opinar lo mismo, porque se pasa toda la noche aporreando la pared. Así que he llegado a la conclusión de que, o bien mi vecino no es mucho de trasnochar, o bien está intentando demostrar aquel teorema que decia que si ponemos a infinitos monos (o vecinos), golpeando infinitas paredes, durante infinito tiempo, acabarán escribiendo las obras completas de Shakespeare... en código morse.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]