miércoles, septiembre 24

 
Caos y orden.
Tanto tiempo evolucionando para intentar salir del barro, y de hecho, es que seguimos metidos hasta las orejas en él, igual que las amebas. Y por mucho que progresemos, el fango crece más deprisa que nosotros y nuestro propio ADN juntos. Menudo plan. Aunque siempre, siempre, cuando más hundido en la mierda te encuentras, aparece una sonrisa, un dedo con botón, un abrazo regalado, o una mirada cargada de palabras, que te devuelven a la vida y a la esperanza. Quizás algún día venzamos al barro. Pero unidos, claro. No como las amebas.
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De repente, sin saber muy bien cómo he llegado hasta aquí, me encuentro con una Barcelona de cielo gris, de aceras encharcadas y repleta de obras. El viento sopla impaciente, como queriendo hacer estallar la tormenta que no acaba de llegar. Me da de pleno en la cara, penetrando directamente en las venas y llenándome de este olor tan característico y peculiar, mezcla de salitre y deshechos, que resulta imposible describir, pero tan sencillo reconocer. Camino hasta el mercado repasando con la mirada las paredes y los escaparates de callejuelas estrechas y adoquinadas. Me encantan, porque es como pasear por un pueblecito perdido en plena gran ciudad. Un joven de color (concretamente de color negro), borracho, con una bolsa del Caprabo en la cabeza, se lleva las dos manos a la boca como si tuviera un micrófono y canta sobre un banco de la plaza. Desentona que da gusto, pero a nadie parece importarle, está clarísimo que en cualquier caso va a llover. Abrazos en la calle, besos en las aceras, tocarse y rozarse el alma con palabras. Botones en los dedos. Cremalleras en el corazón. Heridas que nunca cicatrizan por mucho que se cosan con caricias de seda. Escaparates de moda con menú, café y copa. Una grua sodomiza a un coche. (Des)esperanza tras cada esquina. Llueve, pero no demasiado. Lo justo para que todo el mundo decida empezar a correr. Un perro perdido en el metro es aprendido por un segurata, y colmado de caricias y besos por una niña. Vuelvo a casa, la encuentro extraña, sucia, la cama está deshecha, la ropa pide plancha a un lado de la mesita de noche, y los libros piden estanterias sobre ella. Recuerdos del pasado en sepia y nostalgia de un futuro en colores. Me sientan bien. Entre el desorden ordenado y el orden desordenado. Me siento muy lejos de todo, de la vida, de mi vida, de mí. Pero al mismo tiempo muy cerca de ti también.



Comentarios:
¿En las aceras dan besos?
Yo quiero uno.
 
¿De tornillo?
 
A veces es tan difícil distinguir entre lo que está fuera o dentro de uno mismo...

(¿quizás es que me perdí ese capítulo de Barrio Sésamo?)
 
Tienes una forma de escribir que me ha encantado. He seguido el recorrido que has descrito por Barcelona y realmente has plasmado en letras lo que mis ojos han visto en muchas ocasiones pero mis manos no han sido capaces de escribir.
(Des)esperanza...qué razón tienes...
Por cierto! En la cabecera de tu blog has puesto que eres la vida oculta de la planta de tus pies....jajaja buenísimo! Te felicito. Te seguiré visitando.
Un abrazo
 
Porque cada vez que te leo por segunda vez,
encuentro cosas que antes no estaban, o echo en falta otras que si estaban?
Es porque tus sentimientos mudan como las nubes en el cielo de esta ciudad,
o es que intentas hacernos luz de gas?
Lo digo porque yo ya venía loka, no hace falta que te esfuerces :)
Una cosita, si piensas darle salida a la ropa arrugada y te quedas con las ganas de más, dame un toque que te paso alguna cosilla que tengo por aquí ;)
Petonets festius
 
Lo fantástico que hubiese sido llegar a casa sin que en el rellano de la escalera de nuevo el sabor amargo vuelva al paladar... te imaginas?

Yo sí.

Besitos miles...
 
Besos de tornillo o de sacacorchos, lo que prefieras. Pero los segundos saben a vino, y casi mejor, no?

Y para muestra, un BOTÓN. Muá.
 
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Por qué tengo la sensación que te pierdes para encontrarla y cuando la encuentras te pierdes.
 
m'agrada barna, jo tambe l'he vista com tu la veus.. a mi amb qui siga no me quedara paris, sera barna..
petonets
 
HOla Coco, Me ha encantado tu relato.
Un abrazo enorme
Rampy.
 
A esto me refería el día que te dije que tus palabras a veces me tocan el corazón...

Yo estoy deseando sentirme así, lejos de todo, sobre todo de mi misma, y cerca de algo que tenga sentido.

Un abrazo de escalera de caracol, de esos que parecen que nunca terminen ;)
 
Buena y acertada descripción de Barcelona...

Psear, perderse, explorar rincones y sobretodo observar lo que nos rodea... seguir siendo humano.
 
Me encanta esta ciudad, perderse en la callejas que te hacen sentir en otro lugar...

Le acabo de encontrar y esta primera entrada que he leído me ha transportado a un plancentero paseo, me gusta el final "cerca de ti" tan ambiguo, que hace sentir ese "ti" muy cercano.
 
Mira quines hores, cansament brutal de morir-me, una son que em mata d´agotament, i trobo les teves paraules que em parlen com gronxant-me perquè m´adormi.

Bon son i petons.
 
Y despues de la lluvia? como se ve Barcelona, me gustaria saber.. Saludos
 
tiene que estar preciosa, Barcelona tiene una magia que acentúa hasta los charcos, las gotas, el olor a asfalto mojado..
Besos.
 
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