jueves, julio 27

 
Mi ángel de la guarda me mima tanto: me deja tirarle de la oreja sin rechistar y da unos achuchones que quitan el hipo. Pero me tiene un poco preocupado, porque hoy he descubierto que tiene canalillo. ¿Tendrá también sexo?

Dice que ha encontrado un amor que ha cubierto con tejas y barro una herida abierta. Un amor de risas y solidario, que le ha abierto los ojos y ha cerrado para siempre aquella puerta. Dice que ahora le gusta pararse a la vera del camino para ver a los árboles confundirse con las rosas. Y muestra dos marcas en el pecho. Rojas. Arañazos de garras felinas. Como las que lucian las viudas apaches. Pero adornando. Como instalados para siempre entre un inmenso valle y dos mares de melancolia. En la linde del bosque, entre el asfalto ardiendo, me cuenta lo que le preocupa, mientras el corazón de la muchedumbre nos roza latiendo.

Comentarios:
esto me ha gustado .

:-)
 
Con textos como este creo que nos hace falta en la vida una lampara, que encender cuando todo esta oscuro y uno lo necesita.
Un abrazo sol!
 
Anda, un ángel! Un abrazo.
 
todo ternura..

besos
 
Lo importante es tener ese ángel de la guarda. ¡¡Aunque sea con sus atributos en un cajón!!
 
Me gustan los angeles de la guarda que se dejan dar achuchones.
besos
 
Y volareis confundidos entre jilgueros y rosas ;)
Besitos coco
 
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