martes, abril 4

 
Lo que tenemos en común.
Haber cruzado las miradas
una mañana de primavera
en un tren que se agitaba
tan vacío como nuestras almas.
El excitante, seductor,
aunque al tiempo impío,
tal vez incluso cruel,
aroma del deseo
en forma de escote
que se mece,
hipnotizando las horas
y despertando
a los viajeros que se apean.
Tejiendo los sueños
que de noche vendrán
a jugar entre la mano
y mi sexo.
Sobre la ceja, siguiendo
su arco, como un rio serpentea
deslizándose en su cauce,
la cicatriz de la melancolía
que alguien debió imprimirte con un gesto
terrible de indiferencia,
quizás menos consciente del daño
que del efecto resultante:
ahora, ya, te sienta bien.
Y el viejo afecto, perenne,
de los rayos del sol
que radiografían faldas,
cuerpos y almas,
mostrando a contraluz
lo que no veriamos en la oscura calma
de una sala de exposición.
Penetran, como el cuchillo
del aprendiz de carnicero;
desmiembran, deshuesan,
hieren la mirada,
la pupila se obtura,
y el corazón se cierra,
a cal y canto,
por defunción del propietario.
Un cuchillo de luz para los crímenes
que, por amor,
quizás nunca cometeremos.
Y al fín,
llegando a tu destino,
una sonrisa hueca,
un rockandroll improvisado
al ritmo del vaivén
de este viejo cacharro que frena;
"¡que hormigueo en el tobillo!",
"es de estar tanto rato sentados".
A veces, en los vagones,
se duerme algo más
que un pie o una pierna.
Se duerme el deseo
y la mala conciencia.
O la hacemos dormir
al arrullo de los latidos de
nuestro propio corazón,
quizás es el sustitutivo natural
de la necesidad de mecer
entre tus brazos
a esa chica,
que una mañana de primavera
conociste en aquel vagón
que iba medio vacío;
sin origen y,
quien sabe si destino.

Comentarios:
¿Estás tierno o es que te vuelven loco todas?
 
Las dos cosas. Bueno, todas no me vuelven loco, de vez en cuando veo a alguna y aún me digo: mira, esa, como que todavía no.
 
Me encanta eso de hacer dormir la mala conciencia, ¿se aprende? :)
 
Que te usen como campanya para promocionar el transporte público, coco. Así cualquiera coge el Metro, las veces que hagan falta. Porque siempre puedes imaginar que alguien te está haciendo un poema en silencio. Si salen sonrientes del vagón, es que se han dado cuenta :-)

(Te dejo las buenas noches en el cajón de la mesilla. No las cojas hasta dentro de tres o cuatro horas :-)
 
¿De quien te has enamorado ahora? Sea quien sea, si lo lee se sentira orgullosa de que alguien le dedique un poema tan bonito (y melancolico). Es que somos tiernas...
 
ay, coco que lento me envenenas, con tus palabras certeras al fondo de mi corazon!
justito al lado de aquella cicatriz de indiferencia que aun no me sienta bien.
gracias, cuore, por hacer del dolor algo tan romantico.

besotes..
 
Es precioso.
Un besote.
 
De lo mejorcito
 
eras tú aquel que conocí en el tren, trabajabas en un circo y me ofreciste trabajo como domadora de serpientes?

ein?
 
Muy enamoradizo me parece a mi este coco...
 
Precioso, realmente precioso.
 
POETA!!!!!!!!!!
 
Pasamos demasiado tiempo en los transportes públicos...

Mis besos
 
Ya te digo.
Los mios.
 
lo he vuelto a leer y aun me gusta mas. mil abrazos ahhhh me cortado el pelo.. muy muy corto besos
 
Tengo ganas de verte y darte una colleja: quien se pela, se estrena.
 
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