jueves, diciembre 15

 
La señora Tan...
La señora Tan anda siempre encorvada y apretando los ojos, como si hubiera perdido algo importante; tiene una sonrisa contagiosa y cuenta historias sin mover la boca; cada arruga es una pena, dice ella, "¡así que paga y no me dés más!", y mueve mucho las orejas al reir, como si alguno de sus ancestros hubiera tenido un desliz inconfesable con un paquidermo. La verdad es que eso le da una aire mucho más distinguido que cuando suelta carcajadas por la nariz y le salen pompas de color verde.
Me divierte moverme entre las estanterías de su tienda; huele a arándanos secos, a incienso rancio, a juguetes de lata con resorte, a zumo de sobre y a melocotones de broma. Lo que más me gusta es abrir la puerta y verla hacer ¡click!, como fotografiando a quien entra con una sonrisa. Me repasa de arriba a abajo y se rasca la nariz.
Saludo y me pierdo entre figurillas que tienen ojos flotantes, labios baratos de duquesa en Marbella y pedestales de cartón. En la esquina, una ballena lanza chorritos azules sobre su propia cola; y del techo cuelgan decenas de paracaidistas pendientes de un hilo. No me decido, estoy entre el sacacorchos-multiuso, la imitación de-trofeo-cacería-cabeza-de-tigre-gnomo, una caja de condones o unos dulces envueltos en papel de celofán con letras chinas. Así que pregunto:
- ¿Qué tal los chicles de canela?
- Mila, aquí llevo mascando uno tol día y no se desgasta el sabol nádená.
- Me quedo un paquete. Y ... ¿qué tal las cajas de preservativos?
- Bien, 36, 12 eulos.
- Ya, 36, ¿no las tienes más pequeñas? ¿cuándo caducan?
- En el dos mil siete.
- ...Bufff...
- Si te caducan, tú los tlaes y no ploblema, nosotlos aplovechalemos de alguna folma... ¡Mi pueblo inventó la técnica del leciclaje antes que nadie!

Y de repente, no sé porqué, me he arrepentido de coger los chicles y me he acordado del sabor raro (pero raro, eh!) que tenían aquellas galletas de arroz que me llevé la semana pasada...

Comentarios:
Corazón, gracias por los ánimos. Voy a probar los preservativos, ¡igual saben a canela!
 
Y las lentejas? como las haya chupado todas, una a una...con esos mocos verdes...
 
vamos, que no puede ser tan drastico..
yo te puedo dar consejo sobre los chicles de canela.. duran mucho.. aunque a veces pican.!

besos!!
 
me alegras mis días tristes, coco... ¡ay, si te pudiera llevar todos los días conmigo, para que me susurres tus historias al oído!...
 
Llévame.
 
Coco, es Coco...
sólo paso a saludarte y a decirte que coloque mi foto en mi blog- por si acaso. no sé, tal vez sea cierto que los cocos dan miedo. je, je, je

un fuerte y caluroso abrazo.
cuidate!

http://msestrella-duran.blogspot.com
 
Ay, yo también tengo una señora Tan cerca de casa, que con esa sonlisa me vende todo tipo de cosas con sabores extraños... y yo vuelvo y vuelvo...
Besitos de viernes, Coco.
 
Igual la canela, con sus dotes afrodisíacas, te empuja para que le des más salida a los 36 :))
 
No, si por falta de ganas no es... ¿a que va a ser por culpa de la canela...?
 
quiero conocer a la Sra. Tan
 
Y no sería mejor (a mi entender) dejar las galletas de sabor raro de arroz y los chicles de sabor no menos raro de canela y zamparte un delicioso plato de arroz con leche con canela, de los que hace mi madre?
 
claro, ¿me invitas?
 
Me estás empezando a preocupar...
 
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