miércoles, diciembre 21

 
Hoy...
Hoy la mirada vuela más allá del recuerdo y del cristal de la ventana. Detrás, la oscuridad es tremenda y convierte en trozos de espejo esta especie de muro quebradizo que me separa de la realidad y que se empaña, intermitentemente, al compás de mi aliento. Me cuento las canas, las arrugas, los labios secos, la barba incipiente, el culo tuerto; y se precipita sobre mí todo lo que, un día, se fue para no volver. Me jode. Sonrío. Es un tic que tengo, supongo que intento engañarme pensando que así se pueden evitar la pena y la rabia.
Al poco tiempo de nacer aprendemos a sonreír, luego lo olvidamos; más tarde lo retenemos de nuevo en la memoria; no sabría decir porqué; un día descubres que si haces clic, te devuelven la sonrisa, y ya no puedes dejar de hacerlo.
Me acuerdo de mi madre inclinada sobre un plato inmenso, cortando rabitos de judías verdes. Después de hervirlas con las patatas, las peinaba cantando ayudándose de un tenedor desdentado. Tenía mis iniciales. A veces dibujaba una flor, otras hacía carreteras en espiral; yo luego no me atrevía a comer por no borrarlo. Y recuerdo a mi padre colmando de coñac a granel el último té del día y buscando una cajetilla de "Rex" que probablemente mi abuelo le habría birlado. De la estufa de leña al rojo vivo. De lo que duelen las astillas que se clavan en los dedos. Del frío húmedo y rasposo de unas sábanas amarillas y rancias. De la bolsa de goma con forma de perro que llenaban con agua hirviendo y amanecía congelándome los pies. De los sabañones. De los jerséis de lana que picaban como si tuvieran costuras de cristales. De los regalos de navidad que nunca pedí: las libretas, los bolígrafos, el estuche, la goma, el sacapuntas, los libros de texto.
Me acuerdo de ti y de cuando nos perdíamos en el cuarto oscuro para revelar trocitos de vida, en blanco y negro. De nuestra soledad compartida, de nuestro silencio irrompible, de cómo aguantabas la respiración al hacer la exposición, del rojo de la bombilla sobre tu piel. De tu pupila gigantesca cuando levantabas la lupa del papel. De esa sonrisa de satisfacción al ver aparecer las primeras manchas grises. De los roces inesperados en aquella estrechez. Del juego de la oca y del tiro porque me toca de las frases mudas.
Te fuiste sin pedir permiso. No sé porqué me pilló tan a contrapelo si siempre hiciste lo que quisiste: “si quieres a alguien debes dejarlo volar”.
Hoy, las miradas vuelan y, como tantas otras veces, aceptaremos vacío como animal de compañía.
El coco ha comido: chismes, risas, roces, juego, miradas irrepetibles, mucho vino cosechado cuando aún teníamos pelo y un postre compartido. Vamos, la típica comida de navidad.
Mientras escribia este post, el coco oía:

Last Good Day Of The Year. Cousteau. (Gracias a Fermenta)
don't tell me
that you get sick of living
when the summer's so forgiving
although we have stolen
all of the things that we thought we had owned
then have disappeared
all these things in flavour
won't do you no favours
when the summer's light
is fragrant with scents of returning
you relent, you resent,
now you're burning
for nothing to change....
there's something there...
(amongst the fallen fruit and flowers)
won't rest
(only minutes, only hours)
unless
(now the morning breaks in showers)
I guess we'll remember this all of our lives
on the Last Good Day of The Year
all the leaves are turning
Autumn's fingers burnished
furnished here in hope
and in faith in the mean time
kinda working my way through a dream
I was having alone
there's something there...
(amongst the fallen fruit and flowers)
won't rest
(only minutes, only hours)
unless
(now the morning breaks in showers)
I'm left
with the North Wind breathing down my neck...
on The Last Good Day of The Year.....
(don't know where I end and where you begin...)

Comentarios:
Qué bonitos son los recuerdos de la niñez, eh, coco?

Se nos llena el corazón de lluvia y de cosquillas sin darnos cuenta al dibujar una cara, una frase, un juguete.

Pero siempre hay que mirar hacia adelante, coco, siempre hacia adelante.

Besitoss inocentes ;)
 
no me da tiempo a leerte, porque me queda un minuto de conexion.. desde londres!!!! uuuhhh.. cada vez mas cerca de casa..

bueno... EN CASA te leo!!! jajajajaja
besotes!!!!!
 
Frente al espejo te has contado la vida que has vivido, cada arruga, cada cana, cada cicatriz es el escrito de tu vida.
Sigue (sigamos) contando cada mañana cada renglón que escribamos.

Muchos besos
 
Jo.
Hoy sólo eso, coco.
Jo.
 
Estos días son ricos en recuerdos.
Me gusta ese tic tuyo de sonreír.
Un besito con escarcha
 
CLIC, CLIC, CLIC para ti.
 
Hola Coco,
Paso a saludarte...
Y a desearte una muy Feliz Navidad llena de paz y alegria : )
Bendiciones para ti y tus seres queridos.

Un fuerte y caluroso abrazo.
Coco

pd
los recuerdos...
muchas veces dulces y alguna que otra amarga- todo deja huella!
 
El mio se llama coco. Te echo de menos.
 
Un angel que rompe sus alas soy yo
 
Haz clic, pero no a los demás.
Clic más allá de tu reflejo.
 
jajajja! lo del culo tuerto me ha molado!!!

El resto ha sido precioso como siempre...

(joder! el cabrón este qué bien que escribe...ostias!)
 
Yo también te quiero.
 
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