miércoles, septiembre 14

 
Si esto es un momento...(III)
Hoy he quedado con Ramón en la esquina de costumbre. Habíamos decidido que yo llevaría el coche y esta vez lo dejaríamos en la calle, no nos apetecía nada correr el riesgo de encontrarnos en el parking a una morenaza con los brazos en jarras, contemplando desolada la visión de una caja mancillando el honor de su mini.
Cuando llegué no ví ni rastro de Ramón, y me extrañó, porque la puntualidad es una de sus pocas virtudes. Aparqué en doble fila y me armé de paciencia mientras intentaba sintonizar algo que aliviara la espera.
Alguien llamó al cristal.
-pocpocpototoctocpoc-.
Miré de reojo sin dejar de trastear la radio.
"-Vaya pinta tiene este", pensé. Llevaba una gorra-Fernando-Alonso, camiseta a rayas buscando-a-wally, pantalones por la rodilla, un cinturón colgando al estilo si-lo-piso-me-dejo-los-piños, gafas de espejo y perilla de tres días. Bajé la ventanilla. Sin mirarle y concentrado en las emisoras, solté sin respirar:
- Tengo kleenex como para sonarme sin parar hasta el 2010; hoy ya me han limpiado el parabrisas tres veces; no creo en dios ni en los seguros de vida; ya he sido atracado; no me interesan las drogas; estoy desequilibrado mentalmente y hoy no he tomado la medicación, así que no me ponga nervioso...- subí la ventanilla.
Otra vez:
-pocpocpototoctocpoc- y un murmullo apagado a través del cristal:
- Rullé! qué pasa tío?!
Miré al personaje como un miope que ha olvidado las gafas:
- ¿¿¿Ramón???
- Pues claro nen...
- Perdona, no te había reconocido.
Efectivamente, era Ramón. Entró en el coche. Esforzándome por contener una mueca al estilo haber encontrado medio-gusano-en-una-manzana pregunté, con mucho tacto:
- Ramón, ¿pero a dónde coño vas con esa pinta? ¿al gran prix del verano?
- Mira -dijo levantando las gafas de espejo- desde el día en que "aquella" nos llamó de usted, empecé a darme cuenta de que las chicas ya no se fijaban en mí, así que decidí cambiar de look; y aquí me tienes: un nuevo Ramón. ¡Te aseguro que ahora sí que me miran!
- Ya... ¿Y lo hacen antes o después de gritar y salir corriendo?
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En cuanto llegamos al centro comercial aparqué en la calle. A unos cien metros de la puerta principal, en la acera, una rubia impresionante con los brazos cruzados sobre el pecho miraba de frente a un árbol, daba golpecitos en el suelo con el tacón mientras estiraba mucho el cuello, como una jirafa; parecía estar charlando con la copa.
Me volví hacia Ramón para llamar su atención:
- Mira tio, otra que habla sola, ¿será mi media naranja?.
- Ostia nen -poniéndose de nuevo las gafas de sol sobre los ojos- vaya bombón.
- Pues tú cuidadín, que tienes el azúcar por las nubes, chaval.
Al pasar junto a ella no pudimos evitar escuchar: "mishu, mishu, baja bonito, que mámá se está empezando a enfadar".
Ramón, girándose como una marioneta a quien tiran de los hilos:
- Hola, ejem... ¿te podemos ayudar?.
Yo: Ramónporfavor...
Ella: Muchísimas gracias, es que Puchi se ha subido al árbol y no hay forma de hacerlo bajar.
Yo, con cara de Carlos Sobera diciendo "respuesta incorrecta": (¡¡¿¿Puchi??!!)
Él: No te preocupes, yo te lo bajo, si esto es un momento.
Yo, en voz baja: Ramón, ¿quécoñovasahacer?
Él, en voz baja : Voy a subir al árbol, a bajar a Puchi.
Yo (susurrando): ¿Puchi? ¿qué pasa, que ya sois íntimos? Si no sabes ni qué clase de bicho es. ¿Has oido hablar de los buitres leonados?...
Él, sonriendo con aplomo y dirigiéndose a la chica bombón: ¿Y ese Puchi, es muy grande?
Ella: Qué va, es un gato pequeñito, sólo tiene tres meses... es que lo llevaba al veterinario y...
Él, mirándome satisfecho, hablando en tono sarcástico: ¿Lo ves Rullé? es un gatito pequeño, inofensivo.
Yo: Las bacterias también son pequeñas e inofensivas, hasta que un día deciden vivir en tu uréter y no veas cómo joden... ¿Porqué no llamamos a los bomberos?...
Ramón, que me aparta, y ni corto ni perezoso se lanza de un salto contra el árbol. Con la agilidad que le caracteriza, se incrusta literalmente con los cataplines en el tronco, quedándose abrazado a unos tres palmos del suelo, como un gardfield de esos que te miran a través de las ventanillas.
Ella: ¡Ostia, qué daño!¿no?
Él: Ahgh!
Yo: Ramónpordios, ¿qué? ¿llamamos a los bomberos o a la ambuláncia?
Él, bajando del tronco, rascándose la entrepierna y andando como si acabara de hacer el paris-dakar montado en un hipopótamo: No hombre no, si no ha sido nada; ya verás, si esto es un momento. Ven Rullé, mira, pon las manos así, como si fueran un estribo, para que pueda tomar impulso y encaramarme.
Yo: Ponlasmanosasí, ponlasmanosasí... Ramón, tuestástontooqué... novesquetevasamatar
Él, sonriendo a la rubia y arqueando las cejas, como quien tiene que soportar la compañía de un pobre imbécil: Venga Rullé, que esto es un momento.
Ella: uy, qué pantalones más ideales llevas...
Él, acercándose a mí y susurrando, satisfecho: ¿Has visto Rullé? ha dicho que visto de forma ideal.
Yo, uniendo las manos al estilo estribo, devolviendo el susurro: No es por desilusionarte, pero ella sólo ha hablado de los pantalones, no del conjunto...
Ramón, que se encarama con un pie sobre el improvisado estribo mientras hace equilibrios con el otro; se agarra a una rama con la mano izquierda y mete la derecha entre las hojas, tanteando.
Él: Ya lo tengo.
El gato: miauuuuuuuuuuuuuu.
Ella: Pápá se compró la semana pasada unos parecidos y le sientan de maravilla; ya te digo, me encantan las personas mayores que visten informalmente, tienen un aire tan... tan jovial...
Ramón, mirándome desde arriba, con cara de Marco-perdió-a-su-madre: Rullé... ... ¿me ha llamado "persona mayor"?
El gato: fusfriscataprispuspris.
Ramón, que pierde el equilibrio, me da un rodillazo en la oreja y se pega un guarrazo contra el suelo mientras una cosa peluda se revuelve en su mano, o más bien, en lo que queda de ella. Ahí tendido, con la camiseta medio rota y luciendo el muñón, se parece más al capitán-garfio-de-fin-de-semana-en-Chernovil que a Wally.
Yo: Chaval, me has dejado la oreja como una escalopa a la milanesa.
Él, colorao, tendido en el suelo panza arriba, con la boca medio abierta balbuceando: ... ¿me ha llamado "persona mayor"?...
Ella, cogiendo a la mascota-de-Chucky: Mi Puchiiiiiii, ¿te has hecho daño? miniiiinooo, qué susto te habrás dado al caer desde tan arriba, pobrecito miiiiiooooo, vámonos a casa que mami te pondrá un platito de leche.
Mientras se alejaba con la versión felina de Freddie Krugger amorrada a su escote, se giró un momento hacia nosotros y dijo:
- Muchísimas gracias por rescatar a mi pequeñín. Sois unos valientes.
Ramón, aún en el suelo, con la mano ensangrentada apuntando al cielo:
-... ¿has visto?, me ha tuteado... me ha llamado valiente...
Yo, rascándome la oreja, matizando:
- Nos, Ramón. Nos ha tuteado y nos ha llamado valientes; lo ha hecho símplemente por ser amable... venga, en pie, que como te mueras aquí aún tendremos que hacerte una estatua... al gilipollas sin fronteras...
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Ya en el bar, después de haber pasado por la enfermería, contemplando, que no comiendo aún, dos bocatas de tortilla y un par de cervezas.
- Rullé, ¿tu crees que tengo pinta de "persona mayor"?
- No tienes pinta de persona mayor, Ramón. Tienes una presencia normal, bastante típica digamos; quizás empiezas a parecer un poco cuarentón, pero sólo un poco... aunque oye, entre nosotros, a veces pareces un poco salido; resumiendo: que tienes la pinta del típico cuarentón salido.
- Entonces, ¿por eso me ha comparado en la forma de vestir con su padre?
- Ramón, desde que quedo contigo, mi vida se está convirtiendo en un déjà vu permanente. Estás como un poco obsesionado con esto de la edad.
- ¿Déjàqué?
- Déja lo -en vista de que parecía no tener mucha hambre, decidí coger el bocata más grande- mira, te voy a hacer un resumen, que se nos hace tarde y tengo un poco de prisa. Para empezar, resulta que teóricamente, por nuestra edad y la suya, podríamos ser los pápás de esa chica, así que no resulta extraño que nos compare con su padre. Y para acabar: ¿has oido alguna vez aquello de que el hábito no hace al monje?; o que, "aunque la mona se vista de seda..."
- ¿Mona se queda?
- Exacto. Sólo que en tu caso, Ramón, aunque te vistas de seda, cuarentón te quedas. Cuarentón, típico, salido... y además peligroso. Coño. ¡Que no me siento la oreja! ¡Pa habernos matao!

Comentarios:
Hacía tiempo que estaba esperando la tercera parte...Que risas... Además que sepas que gracias a estas historietas se ha hecho famoso tu blog entre algunos becarios de telecinco... En fin...UN BESO BONITO.
 
Un besazo, guapísima.
 
Esta costumbre vuestra de salvadores de damiselas en apuro daría para un cómic. O dos.
 
tú no le entraste porque vas por la vida tragándote lo que no debes ¿no? (lalá) Que hay que fijarse más, nen...
 
plas plas plas plas (aplausos, que no bofetadas eh?) eres un genio, coco
 
Realmente buenísimo, me he reido mogollón!
 
Si es que me encantas, corazón. Y lo que me haces reir. Un besazo, te mereces un besazo enorme, mi chico.
 
Es la una de la mañana y me estoy descojonando y LLORANDO de la risa. Genial chato. Gracias por este rato tan bueno. Nu.
 
Es cierto, ya lo han dicho todos... me parto de la risa con tus historietas... Por cierto, tu amigo Ramón tiene un serio problema, hay que saber llevar la edad con dignidad, no hay nada peor que un cuarentón que intenta regresar a los 27...
Un abrazo :)
 
ja! ja! ja! me gustarón tus chistecitos de Ramón, especialmente el primero : )

gracias por hacernos reir!

cuidate!
 
Ya echábamos de menos a nuestro Ramón!!!
Desde hoy, eres oficialmente San Coco, vaya paciencia con este hombre!!!
 
coco... casi me caigo de la silla.. jajaja.. que risas por favor!!

dile a ramon que mejor cuarenton y con orgullo.. que peligra tu salud..

muchos besitos guapeton
 
Te aseguro que si un dia estoy en apuros, me encantaria que vinierais en mi auxilio. Seguramente sera peor, pero lo que me reiria...
Un besazo
 
Qué bien me lo he pasado con este post.


Ay, qué risa...
 
Pues si tu eres como cuentas, Ramón debe ser tremendo.

Cuídate mucho, y cuídate de Ramón.

Ya no puedo ir a un centro comercial sin buscar una jovencita en apuros a la que socorrer.
 
Cuidate tú también. Buen fin de semana.
 
jajaja. Cada vez que pienso en Ramon lo imagino arrugaíto en la esquina del cajón.
Vaya amigos que te echas y vaya pintass.
Queda conocer el dato de como se quedó el pobre gato.¡¡Anda rimé¡¡
Besos
 
Besos y feliz sábado, guapísima.
 
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