viernes, diciembre 3
el retrovisor
El retrovisor, ocasionalmente, se convierte en una pantalla de cine antiguo y reproduce películas mudas sin subtítulos ni música. Películas con actores estupendos, que sólo disponen de cara y manos para transmitir historias repletas de sentimientos a un reducido y poco selecto grupo de espectadores. Hay veces que son historias dramáticas, con lágrimas y manos en los ojos, con golpes en el volante y con niño gritando en el asiento trasero. O comedias con risas tontas, imparables como ruedas de molino cabalgando por pendientes. O historias de amantes que se funden en besos y caricias en cada frenazo. A veces son tragicómicas, y aquí los actores se esmeran y demuestran su talento, funambuleando entre la risa y el llanto, que ya le gustaría a Tom Hanks en Philadelphia. Aunque también está el que siempre quiso ser Torrente en Marbella, y le da al klaxon en cuanto el semáforo de peatones se pone en rojo.
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