sábado, noviembre 27
Recuerdos.
Nuestros recuerdos, al final, son sólo un cruce de caminos. Cada día pienso en tí, hoy he intentado volverte a escribir, pero mis manos han mostrado de nuevo su lado insurrectamente oscuro. Han pasado de mi, como últimamente tanto les gusta hacer. Y entre la pantalla y la pared, veo en las ventanas marionetas dibujadas en el vaho, siluetas de princesas, hasta un castillo con almenas, y un sol disfrazado de sonrisa con una bufanda de nubes. Mañana me voy a tener que dar otro hartón de limpiar cristales. Yo y mi manía de andar desinfectando este mundo de ilusiones.
Comentarios:
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Lo peor es que mis recuerdos son como yo, nada objetivos y claro mutan y se convierte en imágenes fantásticas, irreales y perfectas como ese vaho que se perfila y muta en tu ventana. Consejo: no te compliques limpiando, no hay manera de hacerlos desaparecer. ;)
Gracias por el consejo mosquita. Es verdad que a los recuerdos persistentes es difícil hacerlos desaparecer. Lo que mejor va es el alcohol, lo que pasa es que sólo difumina su silueta y disfraza a los recuerdos malvados de payasos con zancos de madera. Aunque sea sólo un espejismo breve y efímero, anda que no te ries antes de vomitar.
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