martes, noviembre 2

 
Mañana será otro día.
Hemos cambiado las botellas por mensajes instantáneos, ¿cómo no se nos habrá ocurrido antes? Durante las horas del día, cuando el sol se encuentra a medio camino entre Levante y Poniente, podemos hacernos señales desde una isla a la otra utilizando conchas de ostras. No sabemos Morse, así que nos limitamos a mover la mano como locos, con la esperanza de que el otro lo vea y responda de la misma forma. Así sabemos que estamos bien y que nos acordamos el uno del otro.

Mañana es el gran día y, después de dialogar largo y tendido con mi conciencia (de hecho son varias las conciencias que tengo y alguna tiene forma de mosca, pero eso es otra historia), he decidido presentarme a la cita tal cual soy, sin la barba y con el tanga de piel de leopardo. Dejaré la nariz, las gafas y el bigote de Groucho Marx para otra ocasión, no vaya a ser que sean muchas emociones de golpe, y si se me desmaya la náufraga no creo que pudiera comportarme como un caballero. Bien pensado, aunque no se desmaye tampoco ...

Comentarios:
Mejor sin máscaras, nada de caretas, puro coco. Todo manos y cuerpos y solo dos. Uno mismo y nadie más. Aunque muchas veces los demás prefieren el teatro y...ya sabes a veces contar lo que uno siente tal cual, no es muy popular... a mi no me gusta el cine fuera del cine.... así que me encantan los valientes. Suerte
 
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